El ‘¿Y si…?’ – ‘What if…?’- ha dado grandes momentos a los aficionados de Marvel. En 2003, tras superar su ‘agria polémica’ con La Casa de las Ideas, el prestigioso Neil Gaiman volvió a trabajar para la editorial con ‘1602’, una mini serie que parecía situar a los superhéroes en pleno siglo XVII, pero que iba más allá. Ahora, Panini reedita esta obra completa en un tomo formato ‘Deluxe’.
Gaiman, el consagrado guionista de The Sandman y escritor de éxito, aceptó la propuesta de Joe Quesada, editor jefe de Marvel, para volver al redil de la editorial. Tras superar su enfrentamiento por los derechos de Marvelman, era difícil renunciar a la oferta de la factoría a la que todos miran -aunque después renieguen-. Así que se puso a trabajar en un universo que le parecía «un lugar real».
El británico, con la intención de explicar una historia nueva, llevó a los personajes de Marvel a la corte de la reina Isabel de Inglaterra. Así, cambio de tiempo y de lugar. En este contexto sitúa a Sir Nicholas Furia, jefe del espionaje real, que cuenta con la ayuda del joven Peter Parquagh, siempre fascinado por las arañas. Junto a la reina, el médico Stephen Extraño, que tiene a su servicio al hábil trovador ciego Matthew Murdoch. Todos trabajan para evitar las conspiraciones contra la corona del conde Otto Von Muerte, gobertante de Latveria… ¿Les suena?
La trama gira en torno a una misteriosa arma que escondieron los templarios, por la que todos suspiran, en un momento en que extraños fenómenos meteorológicos amenazan con destruir el mundo. En medio de todo esto, en España, el gran inquisidor persigue a los ‘nacidobrujos’, que se refugian en Inglaterra bajo la protección de su maestro, Carlos Javier, que les enseña a desarrollar sus poderes… ¿Les sigue sonando? Y aunque parezca un ‘What if…?’ al uso, no estamos ante tal, ya que en un ejercicio de malabarismo, Gaiman engarza todo esto con ‘nuestro’ Universo Marvel.
Gaiman, con los brillantes lápices de Andy Kubert, presenta un mundo nuevo y, a la vez, plenamente reconocible para el lector habitual de Marvel. Sus personajes, aunque trasuntos de los ya conocidos, son nuevos, y eso le ofreció un amplio horizonte de posibilidades. Sin embargo, quizás por el respeto del autor a La Casa de las Ideas, son demasiado reconocibles, lo que hace que los guiños a los héroes del siglo XX sean aparatosamente evidentes y se desperdicie el factor sorpresa. Además, intenta colar en 200 páginas a cerca de 30 personajes, lo que le obliga a abrir varios frentes argumentales a la vez.
Para el neófito quizás sea una lectura desconcertante, ante la evidencia de que le faltan referencias… Pero, para el aficionado, será un ejercicio lleno de diversión, con el que podrá ‘jugar’ a reconocer a sus héroes favoritos entre un grafismo pulcro y eficaz. Y a pesar de que este no es su mejor guión, Gaiman se puede vanagloriar de haber abierto otra línea argumental en un sobreexplotado universo, que, como el real, parece que nunca deja de expandirse.