El fenómeno está ahí: cada vez más editoriales literarias se lanzan a publicar cómics. Aunque hay quién los ve como nuevos competidores en el escuálido mercado español, parece que estos sellos buscan más bien atraer nuevos públicos, poco habituados a la librería especializada y más asiduos a las generalistas. Su catálogo se forma preferentemente de biografías de escritores, adaptaciones de obras literarias, novela gráfica de autor (sea lo que sea esto…) y cómic divulgativo. En la segunda categoría se inscribe ‘Kanikosen’ (Gallo Nero), de Takiji Kobayashi y Go Fujio, un manga que adapta un clásico de la literatura proletaria.
‘Kanikosen’ es ese tipo de obras que tienen tanto valor por sí mismas como por su contexto. Escribir este libro le costó la vida Takiji Kobayashi; apenas tenía 29 años cuando fue detenido por la policía secreta japonesa y torturado hasta la muerte. La novela tenía todo lo que en aquel entonces la hacía subversiva para el Gobierno japonés: era crítica a la explotación de los trabajadores y a la expansión imperial. La sinrazón no pudo con el texto. A pesar de su persecución fue un éxito en la época, y en 2008 volvió a estar de moda a causa de la crisis económica. La adaptación al manga de Go Fujio, realizada en 2006, también repuntó entonces en ventas.
‘Kanikosen’ relata las penurias de un grupo de marineros a bordo del Hakuko Maru. Este barco cangrejero es mucho más que una factoría conservera flotante. Representa el afán depredador de la industria japonesa, en consonancia con la agresiva política imperialista del país. Como se ve en sus páginas, bajo el paraguas de esta expedición pesquera a las aguas de Kamchatka se esconde en realidad una toma de posiciones militares frente a la Unión Soviética. Las consecuencias del nacionalismo exacerbado y el voraz capitalismo las sufren los humildes trabajadores de la embarcación, enrolados para huir de la pobreza, que son explotados y humillados sin el menor respeto por su dignidad y sus vidas.
En estas condiciones, la tripulación toma conciencia de su fuerza y no tarda en prender la mecha de la revolución. «Nadie muere en paz en Kamchatka», asegura uno de los pescadores. Los paralelismos con ‘El acorazado Potemkin‘ son muchos y, por lo menos por fechas, cabe la posibilidad de que Takiji Kobayashi conociera la película de Serguéi M. Eisenstein.
‘Kanikosen’ es, salta a la vista, un relato de concienciación proletaria, en el que los matices quedan aparcados para transmitir con fuerza el mensaje. El supervisor del barco es un ser vil, mientras que los obreros son honestos, hasta tal punto que algunos rozan la ingenuidad. Un sesgo propagandístico que hay que comprender en su contexto histórico, en el los habitantes de Japón no eran ciudadanos, sino «súbditos del Imperio», peones en el tablero político-económico. Todavía no había empezado la segunda guerra sino-japonesa, pero Kobayashi ya parecía advertir de los desastres que estaban por venir. Sus palabras le costaron la vida.
El valor histórico y documental de ‘Kanikosen’ es innegable. Pero al final, todo se reduce a lo básico: un tebeo funciona como tal o no. Y este no acaba de hacerlo. La edición de Gallo Nero, con una completa introducción sobre la figura del escritor, olvida por completo glosar al desconocido dibujante Go Fujio. Con un estilo ‘gekika’ (manga adulto) bastante estándar, que podría recordar al Kaiji Kawaguchi (‘Eagle‘), Fujio es solvente a la hora de reflejar las duras condiciones de trabajo a bordo, pero se demuestra algo tosco y brusco en el desarrollo de la narración.
En cualquier caso, esta versión de ‘Kanikosen’, que se lee en un suspiro, cumple perfectamente su función de hacer accesible un importante texto de la literatura proletaria. Para quienes quieran profundizar más en la obra, El Ático de los Libros editó en 2010 la novela íntegra, de apenas 152 páginas.