Spirou cumplió el pasado año 75 años. Tres cuartos de siglo dan para mucho, como ya vimos en el artículo dedicado a su historia, y acumula ya más de 50 álbumes y varios títulos ‘fuera de colección’, dentro de lo que se denomina ‘hors-séries’. Con motivo de la aparición de ‘El botones de verde caquí‘ ofrecemos una incompleta guía de lectura, que con apenas ocho títulos puede servir para conocer lo básico de las aventuras de Spirou y Fantasio y afrontar la lectura de las nuevas entregas con un poco más de bagaje.
Para una guía más completa y con más conocimiento de causa, no dejen de leer el artículo ‘Mis Spirous favoritos‘ que escribió Queco Ágreda en su blog La página 36.
1. Cuatro historias de Spirou y Fantasio (1950)
En este álbum se recopilan las primeras historias de Spirou y Fantasio realizadas por Franquin como autor definitivo entre 1948 y 1949, aunque en realidad ya había dibujado cuatro historietas previas a las recopiladas aquí, en las que fue tomando el relevo de Jijé. El álbum se abre con la intriga ‘Spirou y los planos del robot’ (continuación de la anterior ‘Radar el robot’, de 1947), en la que Spirou y Fantasio tratan de evitar que los planos del androide creado por el profesor Samovar caigan en malas manos. A esta siguen ‘Spirou sube al ring’, ‘Spirou monta a caballo’ y ‘Spirou y los pigmeos’. El interés de estas historietas es relativo para el lector actual, pero sirven para ver la progresiva evolución de la serie hacia aventuras más elaboradas y, sobre todo, presentan a personajes que luego tendrán un papel relevante en ‘El botones de verde caqui’. La lectura del nuevo álbum es más gratificante si se identifican estos guiños.
2. Spirou y los herederos (1952)
Este álbum tiene todo lo que cabe esperar de un buen tebeo de aventuras francobelga, resultando casi canónico. En ‘Los herederos’, Fantasio, con la ayuda de Spirou, deberá competir con su primo Zantafio en pos de la herencia de un ignoto tío. Ambos tendrán que superar con éxito tres retos si quieren optar al legado del pariente. Las pruebas les llevarán a tener que inventar un ingenio útil para la humanidad (de ahí surge el ‘fantacóptero’ que veremos en posteriores aventuras), disputar una trepidante carrera de bólidos y viajar a las selvas de Palombia en busca del Marsupilami, un extraño y guasón animal. Un carrusel de emociones y situaciones que convierten a este álbum en un relato trepidante y entretenidísimo. En ‘Los herederos’ Franquin dejó un auténtico legado en forma de conceptos y personajes que, más de medio siglo después, siguen dando juego a los autores actuales.
3. El dictador y el champiñón (1953)
Spirou y Fantasio contra la opresión y la guerra. Esto es lo que presenta ‘El dictador y el champiñón’, un álbum en el que Franquin contó con la colaboración de Maurice Rosy en el guión. Nuestros héroes se desplazan a Palombia, lugar de origen del Marsupilami, para devolver al atolondrado animal a la selva. Una vez allí, descubren que el país ha caído en manos de un dictador, que no es otro que Zantafio, el primo malvado de Fantasio. Al botones y el reportero no les queda otra que infiltrarse en el ejército del tirano para tratar de sabotear sus planes desde dentro. Contarán con la ayuda de la periodista Seccotine y, en la distancia, del Conde de Champignac, cuyo último invento, el ‘metomol’, puede ayudarles a dejar desarmadas a las tropas de Zantafio. Aventura, intriga y humor se unen para hacer de este álbum un título redondo en la producción de Franquin.
4. El prisionero de los 7 budas (1959)
En honor a la verdad, este álbum no es imprescindible para entender el universo Spirou, pero… ¡Está muy bien! Aquí nuestros héroes se ven de nuevo metidos en líos por la intervención del Conde de Champiñac, que oculta en su casa a un científico huido de, se presupone, el otro lado del Telón de Acero. El inventor, un tal Nicolas Nicolaievitch Inovskyev, ha desarrollado en colaboración con su colega norteamericano Harold W. Longplaying un fabuloso ingenio denominado G.A.G. (Generador Atómico Gamma), que de caer en malas manos puede traer fatídicas consecuencias. Inovskyev está a salvo, pero Longplaying ha sido secuestrado por una potencia asiática, que quiere sonsacarle el secreto de su máquina. Ante la parálisis de la diplomacia, serán Spirou y Fantasio quienes deberán ir al rescate del inventor, al que sus captores mantienen preso en el Valle de los 7 budas. ‘El prisionero de los 7 budas’ resulta una aventura vibrante, en la que se mezclan con maestría exotismo, ciencia-ficción, acción y humor. Franquin contó en esta historia con la ayuda de Greg al guión y de Jidéhem en los dibujos.
5. Z como Zorglub (1960)
Franquin desatado. Con la colaboración de nuevo de Greg y Jidéhem, el autor belga lo da todo en este álbum que sirve de presentación del villano Zorglub, que tanto juego ha dado posteriormente en el universo de Spirou. Zorglub, antiguo colega del Conde de Champiñac, va a poner todo su inventiva y tecnología a funcionar para conquistar el mundo. En esta alocada aventura vemos desfilar cachivaches tan inverosímiles como el ‘zorglomóvil’, el ‘zorglocóptero’ o la ‘zorglonda’, además de un ejército de ‘zorglhombres’. Zorglub es un auténtico villano de opereta, histriónico, y su personalidad marca el ritmo atolondrado y apresurado del tebeo, en el que constantemente pasan cosas a cuál más sorprendente. Como Zorglub es el reverso oscuro y patético del Conde, el viejo inventor cobra en esta historia especial protagonismo, e incluso se lo arrebata por momentos al dúo Spirou y Fantasio. El éxito de Zorglub como malvado propició que hubiera una inmediata continuación, en el álbum ‘El retorno de Z’ (1960).
6. QRN en Bretzelburg (1963)
Para aquellos cuya primera lectura tebeíl fueron Mortadelo y Filemón, leer ‘QRN en Bretzelburg’ es toda una sorpresa. Y es que este álbum de 1963, en el que Franquin contó con la ayuda al guión de Greg y a los fondos de Jidéhem, fue una clara inspiración para ‘El sulfato atómico’ de Ibáñez, que data de 1969. El parecido entre ambas obras es más que razonable. La historia, como muchas otras de Spirou y Fantasio, empieza con un hecho en apariencia banal: el Marsupilami se ha metido en la nariz la última adquisión de Fantasio, un potente mini-transmisor. El aparatejo va a provocar interferencias en las comunicaciones de Marcelin Switch, un radioaficionado que ha recibido un mensaje de socorro del rey de Bretzelburg. Spirou y Fantasio se ven envueltos en la intriga, incluso más de lo conveniente, y ambos acabarán destapando una red que busca provocar la guerra entre Bretzelburg y su país vecino, con el fin de sacar tajada económica. ‘QRN en Bretzelburg’ es uno de los títulos más recordados de Spirou, y eso que para Franquin su realización fue una auténtica tortura, ya que durante el proceso sufrió una depresión y cayó enfermo.
7. Los gigantes petrificados (2006)
Con este álbum de Fabien Velhmann y Yoann se inauguró la colección ‘Una aventura de Spirou y Fantasio por…’. Su trabajo debió gustar, pues cuatro años después este mismo equipo creativo fue el elegido por Dupuis para dar continuidad a la serie regular de Spirou y Fantasio. Quizás por ser el primero de la colección paralela, Velhmann y Yoann decidieron no arriesgar mucho y presentan una historia bastante típica de aventuras, en la que el botones y el reportero compiten por ser el primero en descubrir el secreto de un enorme sarcófago de piedra hallado en aguas del Mediterráneo. Un álbum entretenido, realizado con solvencia que, si bien no supone un hito destacable en la historia del personaje, sí permite ver lo bien que se desenvuelven con Spirou sus actuales responsables.
8. Diario de un ingenuo (2008)
‘Diario de un ingenuo’ es un auténtico «año cero» de Spirou. Émile Bravo, dibujante francés con orígenes españoles, retrocede hasta la juventud del personaje, cuando apenas era un simple botones en el Hotel Moustic, en la Bruselas de 1939. En este álbum de la línea ‘Una aventura de Spirou y Fantasio por…’ Bravo se atrevió a dar respuesta a algunos de los aspectos más desconocidos del personaje: ¿Por qué siempre viste de botones? ¿Cuál fue su primer encuentro con Fantasio? ¿Cómo adquirió conciencia la ardilla Spip? Todo se resuelve en una trama perfectamente hilada, en la que Spirou será testigo de una importante negociación entre polacos y alemanes, de la que depende el estallido de la Segunda Guerra Mundial, y en la que el joven corazón del botones será presa del amor de una valiente doncella. Resulta maravilloso ver cómo Bravo enfoca la juventud del personaje desde un punto de vista adulto y real, logrando darle una mayor profundidad sin renunciar a los rasgos que han caracterizado al botones a lo largo de su historia.
‘Diario de un ingenuo’ es un tebeo imprescindible. Supone la mejor y más directa puerta de entrada al mundo de Spirou para los lectores actuales, y demuestra el jugo que un gran autor puede sacarle a un personaje del que ya estaba casi todo dicho. ‘El botones de verde caqui’ funciona como continuación de este álbum, por lo que la lectura previa de ‘Diario de un ingenuo’ es un complemento no obligado pero sí apropiado.