Aquí huele a muerto. Es un olor repugnante y fascinante. El rastro conduce a un culpable: Junji Ito (Japón, 1963). Este autor no era un desconocido para los lectores españoles. O por lo menos, no debería serlo, pues hace una década su obra llegó a España de la mano de Planeta (‘Uzumaki‘) y La Cúpula (‘Tomie‘). Sin embargo, aunque ambos mangas son muy recordados por aquellos (pocos) que los cataron entonces, este autor vive ahora su mejor momento editorial en nuestro mercado, gracias a la edición de tres de sus cómics por ECC Ediciones: ‘Black Paradox‘, ‘Gyo‘ y ‘Fragmentos del mal‘. Portales interdimensionales en el píloro, peces que salen del mar por su propia pata o señores que se sujetan la cabeza para que no se les caiga son apenas apuntes del increíble universo surgido de la enferma mente de Junji Ito.
Es todo tan raro… En ‘Black Paradox‘, Junji Ito presenta a cuatro personas que, tras haberse conocido a través de un foro de Internet, deciden quedar para suicidarse en grupo. Un tema turbio. Pero no lo suficientemente turbio para su autor. Los primeros indicios de que este es simplemente un manga de terror se rompen cuando se meten de por medio robots, ‘doppelgängers’, portales interdimensionales ubicados en insospechadas cavidades corporales, joyas con energía y un ‘mad doctor’ que lleva el emprendimiento demasiado lejos… Esto es algo más que terror, es una maravillosa ida de olla. Lo más curioso es que quizás, de los tres mangas del autor editados por ECC, este es el más ‘comercial’ y asequible al lector medio. Un título para romper el hielo con Junji Ito.
Más turbio, más raro. Con Junji Ito es posible. En ‘Gyo‘ los peces surgen del mar sobre sus propias patas. Rápidos, furiosos, apestosos. Este singular hecho pilla en plena escapadita del amor a una pareja de jóvenes que, tras lidiar con uno de estos peces asquerosos, acabará por enfrentarse a toda una marabunta de escamosos articulados. ¿Qué demonios pasa aquí? Quizás la mano del hombre esté tras este suceso insólito. Aquí también hay un ‘mad doctor’ y cierta pseudociencia, pero las explicaciones racionales no entran en los esquemas de Junji Ito. No va más: los peces no van a ser los únicos que caen víctimas del hedor y las plataformas articuladas. Imposible sacarse de la cabeza escenas como la de una mujer colgada de una lámpara y que gira en el aire propulsada por sus propias flatulencias. ‘Gyo’ da grima, está pasado de rosca, pero mola toneladas.
Tanto ‘Black Paradox’ como ‘Gyo’ tienen a modo de guinda historietas cortas en las que Junji Ito aún va por senderos más perturbadores y asombrosos. Si el lector se queda con ganas de más, ‘Fragmentos del mal‘ es droga dura. Un tipo infiel pierde la cabeza -literalmente- por su cana al aire; un excursionista accidentado sobrevive en el monte gracias al alimento que le proporciona una extraña mujer; una señora quiere que la diseccionen en vida; otra practica sexo con una casa… Y así todo. Una constante sensación del más extraño todavía, con historias ilustradas y narradas con gran cuidado y detalle.
Dibujo atractivo, obsesiones manifiestas, entretenimiento enfermo, pasado como odontólogo, admirador de Kazuo Umezu… Junji Ito lo tiene todo para robarnos el corazón. Su reino va más allá del terror; es el señor del manga extraño. Su peculiar universo parece que gusta: ‘Black Paradox’ ya va por la segunda edición. Tiene aún material en Japón por importar. Queremos más. Más turbio, más raro.