La revista digital Tebeosfera da por cerrado su número 7, dedicado a jóvenes autores españoles. Manuel Barrero ha realizado un escrito con las conclusiones que extrae de estos seis meses de intenso trabajo, en los que el equipo de redacción ha entrevistado a más de 60 autores. Pueden leer completo el texto aquí, aunque les adelantamos algunos párrafos:
[…] Existe un desapego por la rigidez genérica, ésa es la norma. Lo importante para estos autores es transmitir, en primer lugar, y, luego, contar una historia. Y ningún género es malo per se para ello. […] Los entrevistados han reconocido en su mayor parte que el concepto “novela gráfica” consiste en una estrategia comercial, una etiqueta, pero esta evidencia les es indiferente mientras resulte útil. Algunos lo reconocen como un formato, elegido de entre los tres que estiman en el cómic: comic books, álbumes, novelas gráficas; de la «revista de historietas» o, simplemente, del «libro», no hablan. Algunos ven peligro en que la “novela gráfica” constriña el tipo de producto que se puede brindar al público, puesto que han crecido leyendo ciertos tebeos que jamás serán etiquetados de esta forma y por lo tanto seguirían siendo infravalorados por la cultura oficial.
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Para casi todos los entrevistados la palabra clave es la «promoción», con el fin de convocar más lectores de los habituales y entre los que no lo son. Otra idea es la de intentar forzar la vuelta del formato revista, pues permitiría más beneficios (Bartual, Da Silva, Romano), destacando el caso de ciertos emprendedores como Kiko Da Silva o Romano que, inasequibles al desaliento, lanzan hoy mismo propuestas tan estimulantes como Fiz o Thermozero, respectivamente.
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Los nuevos autores españoles basan sus obras / estilos en sus lecturas recientes o en modas cercanas: mangas, cómics de superhéroes, cómics de la corriente alternativa, bande dessinée contemporánea, etc., pero no hay herederos de la obra de los grandes historietistas españoles (algunos de los cuales aún viven). El huero debate cómic-«novela gráfica» podría contribuir a aumentar esta brecha, precisamente. Y no parece fácil que ésta o la siguiente generación de autores vaya a recuperar la riqueza de la longeva tradición estilístico narrativa de nuestros tebeos.
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En la práctica, en nuestra escuálida industria se describen tres horizontes de trabajo en la producción: el encargo puntual para EE UU; el trabajo de desarrollo autorial en el mercado francófono; la autoedición y el disfrute por dibujar/contar entre los mangakas; para otros resquicios de “mercado” hay ejemplos de fanzinistas que ofician por entretenimiento o como preparación o trampolín para los otros tres mercados.