‘Así habló Zaratustra: el manga’. Cuando te enteras de que esto existe, se te quedan los ojos como dos bolas de dragón. Y si te dicen que además se ha editado en España, flipas pokemones. Herder Editorial, una firma especializada en en libros de psicología, filosofía, teología e idiomas, ha decidido apostar por el cómic como una vía para acercar los clásicos de la literatura y el pensamiento a los jóvenes, y es la responsable de que veamos por estos lares la obra de Friedrich Nietzsche en viñetas.
Lo primero que llama la atención de ‘Así habló Zaratustra:el manga’ es que la única autoría que figura en la portada y el interior es la del propio Nietzsche, algo que viene de la edición japonesa. Esto se debe a que es una obra de encargo de la editorial nipona East Press, que parece ser que no acredita a los adaptadores. Ocurre también con otras obras que esta firma ha editado en formato manga, como ‘El Capital’ de Marx -del que se han vendido 120.000 ejemplares- o -¡glups!- o el ‘Mein Kampf’ de Hitler. También hay clásicos de la literatura de Shakespearre o Dante.
No estaría mal que ‘Así habló Zaratustra: el manga’ estuviera firmado. Porque sin haber leído el original, salta a la vista que se trata de una adaptación bastante libre y que tiene su aquel. La historia nos presenta a Zaratustra, un niño rebelde, hijo de un pastor de la Iglesia, y cuyo mundo empieza a desmoronarse cuando descubre su verdadero origen… Y a partir de aquí, entran con más o menos vaselina los conceptos de ‘Dios ha muerto’, ‘el superhombre’ y ‘el eterno retorno’. Todo esto con bastantes guiños a la cultura pop, tal como se ha señalado ya en La Arcadia de Urias, un blog que les recomendamos vivamente.
Sin ser un manga excepcional, ‘Así habló Zaratustra’ logra su objetivo de colar en un formato popular las ideas de Nietzsche, y es una lectura que, por su extraña naturaleza, atrapa. Si fuera profesor de filosofía, no dudaría en usarlo como material didáctico, por lo menos con objeto de asentar los conceptos.
Más allá del valor de la obra, hay que destacar el buen hacer de la editorial Herder, que se ha aproximado con mucho respeto a un mundo que le era ajeno, creando incluso un blog para promocionar el invento, donde se pueden leer las primeras páginas del tebeo. Para ser su primer cómic, la edición es más que buena, a pesar de que, por aquello de invertir el orden de lectura japonés, se ha colado algún error en la maqueta.