El verano ya está aquí, así que es tiempo de recomendar un lugar de vacaciones viñetarias. Qué mejor destino para el aficionado que la cuna de Tintín, Bélgica, y más en concreto su capital, Bruselas, que celebra a lo largo de 2009 el año del cómic. Con esta entrada Viñetario vuelve de su asueto para orientarles en sus lecturas caniculares.

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En Bruselas, los personajes cobran vida a la vuelta de las esquinas. Un total de 38 murales decoran las paredes de la ciudad, en un proyecto iniciado en 1991, y que suma entre dos y tres frescos al año. Tintín, Lucky Luke o Blake y Mortimer sorprenden al visitante desde cualquier  rincón. Por si fuera poco, muchas de las calles se han rebautizado durante este periodo con nombres de personajes. Así, por ejemplo, la plaza de España está dedicada a Marsupilami.

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El cómic asalta al turista sin pretenderlo, pero el aficionado puede buscar lugares de peregrinación. Así, la Foundation Raymond Leblanc muestra hasta finales de septiembre ‘Les annnes belges de René Goscinny’, un repaso a las colaboraciones del creador de Asterix en la revista Tintin, entre 1955 y 1961. El aficionado también puede remontarse a los origenes del medio con ‘Les prémices de la bande dessiné’ , en la Bibliothèque Wittockania.

Otra exposición que nos devuelve al plano más turístico -y con la que el ‘friki’ podrá contentar a su acompañante- es la que se encuentra en el interior del conocido Atomium. Allí, hasta el próximo 20 de septiembre, 14 artistas europeos, como Dupuy&Barberian o Ted Benoit, rinden homenaje con sus ilustraciones a este monumento. En otra de las bolas del edificio se puede ver ‘A la recherche du Style Atome’, en la que hay obras, entre otros, de los españoles Daniel Torres y Mariscal.

A lo largo de este año habrá más exposiciones y actos, que pueden consultarse en la web www.brusellesbd.com, así como sus direcciones y fechas. Más allá de los eventos puntuales, otra visita interesante es el Centre belge de la bande dessiné, en el que se repasan la vida y obra de Hergé, E. P. Jacobs o Morris, entre otros dibujantes, además de la historia del medio a través de revistas, dioramas y murales.

El amante del cómic -y sobre todo del BD europeo- se sentirá en Bruselas como pez en el agua. Eso sí, que tenga cuidado y no se asombre si capitán Hadock le lanza uno de sus juramentos desde un muro, y a lo lejos escucha ladrar a Milú.