Tras descubrir a Atsushi Kaneko en la lisérgica ‘Wet Moon‘, había ganas de ver más obras de este autor de personalísimo estilo, más cercano al cómic independiente occidental que a los cánones que marca la industria japonesa. En lugar de apostar por alguna de sus historias ya conclusas (‘Bambi and Her Pink Gun‘, con seis tomos, parecía la mejor opción), ECC Ediciones se lía la manta a la cabeza y publica en España el título más reciente y todavía en curso del mangaka: ‘Deathco‘, una distopía punk protagonizada por una atormentada, divertida y sangrienta asesina adolescente.
‘Deathco‘ entra por la vista. Hojear sus páginas es encontrarse ante un mundo en poderoso blanco y negro, lleno de imágenes icónicas: mafiosos imperturbables, timadores en camisa hawaiana, seres de pesadilla, juguetes imposibles, escenarios siniestros y muchos, muchos asesinos estrafalarios… Por encima de todos ellos, cual princesa funesta en un castillo expresionista, la grácil Deathco, una niña sádica y mortal.
¿Y de qué va todo esto? El apabullante desfile visual al que somete Kaneko es suficiente de por sí para hacer de este manga una compra obligada, pero ha tenido a bien darle un cierto hilo argumental. Deathco forma parte de una cofradía de asesinos denominada los ‘reapers’, cuyos servicios son convocados por la misteriosa organización Guild. En un mundo lleno de villanos, esta entidad se dedica a «segar la hierba que crece demasiado», es decir, liquidar a aquellos malvados cuyas fechorías superan los usos y costumbres de un gremio ya de por sí despiadado. En los primeros compases de la historia, poco más averiguaremos, más allá de que Deathco vive en un castillo y está como unas maracas. Lo demás es acción desenfrenada, humor macabro y un desfile de ejecuciones coreografiadas con más arte que el ballet ruso.
‘Deathco’ es una deliciosa gamberrada. Un manga expresionista y profundamente pop. Un baile de muerte en el que una niña chunga rebana pescuezos con la misma facilidad con la que hace estallar una pompa de chicle.