Uno de los mitos fundacionales del tebeo francobelga (de su hecho diferencial, para ser más específicos) pasa por Estados Unidos. Tal como explicó Raúl Minchinela en un artículo en Cultura/s, la amistad que trabó René Goscinny (creador de, entre otros, Astérix) con Harvey Kurtzman en el Nueva York de finales de los años 40 fue determinante para el devenir de la historieta europea. Sin embargo, Goscinny no fue el único que hizo las Américas. En esas mismas fechas, tres dibujantes de éxito decidieron dejar la disciplina de la editorial Dupuis y embarcarse rumbo a los USA. Su objetivo: entrar en los estudios Disney. Sus nombres: Jijé, Franquin y Morris. El tebeo que protagonizan: ‘Gringos locos‘.
Tras demostrar su amor por la bd clásica en el maravilloso álbum ‘El botones de verde caqui‘ (nominado a mejor obra extranjera en el 34 Salón del Cómic de Barcelona), el veterano guionista Yann y el dibujante Schwartz volvieron a unir fuerzas en 2011 para realizar ‘Gringos locos’, que llega ahora a España de la mano de Dibbuks. «Me dije que aquello era genial y que había que hacer una historieta», asegura Yann sobre la epopeya americana de los autores de Spirou, Lucky Luke y Gastón Elgafe. Aquel viaje, al que sus protagonistas aludían en entrevistas y del que en vida dieron detalles contradictorios, formaba ya parte del mito. Y aquí es donde la frase que precede al tebeo cobra todo su sentido: «Cuando la leyenda es más bella que la realidad, imprimimos la leyenda» (‘El hombre que mató a Liberty Valance’).
Tal como reflejan los extras que incluye este álbum, la familia de los protagonistas no quedó muy conforme con la visión que Yann y Schwartz dan de sus progenitores… ¡Pero es que esto es la leyenda! En ‘Gringos locos’ Jijé, Franquin y Morris no son personas, son personajes, y su odisea está escrita y dibujada para que sea una historia apasionante, llena de humor y momentos para el recuerdo. Así, seguimos la ruta del impetuoso Jijé, el melancólico Franquin y el vividor Morris a través de los Estados Unidos, en compañía de la familia al completo de Jijé, esposa y cuatro hijos, todos en el mismo coche destartalado. Como no había suficiente locura en este primer plan, todo se vuelve todavía más disparatado cuando deciden cruzar a México e instalarse en Tijuana.
¿Cuánto hay de verdad y cuánto de adorno en este cómic? Da igual. Para el lector, ‘Gringos locos’ es un regalo. Yann sabe darle ritmo al relato general y potenciarlo a base de ricas anécdotas, y Schwartz es un dibujante ma-ra-vi-llo-so que goza aquí de la complicidad del color de Fabién Alquier. La otra pregunta que surge al leer esta obra es: ¿Hasta qué punto puede resultar recomendable para un neófito que no sepa nada de la historia del tebeo francobelga? Esta cuestión es de más difícil respuesta. Probablemente, lo disfrutará también e incluso le darán unas ganas locas de adentrarse en la obra de estos clásicos. Pero, ¡ay, para los connaisseurs!… Este tebeo es gloria bendita.