El título de ‘Historias absurdas’ no engaña: la autora Rie Arai sirve una ensalada ilustrada de chistes absurdos aderezada con gatos, palomos y suegras
El humor es una de las señas de identidad de Japón. Solo hay que ver la buena salud y respeto del que todavía goza, y así se ve reflejado en mangas como ‘La cantina de medianoche‘, el rakugo, el arte centenario de los monólogos jocosos. También disfrutan de gran popularidad los dúos cómicos televisivos, y no hay que olvidar que antes de ponerse serio, Takeshi Kitano animaba desde un castillo a sus tropas a pegarse costalazos para hilaridad de los espectadores. Dentro de su larga tradición humorística, el absurdo brilla con luz propia; también en el manga, con grandes nombres como Shunji Enomoto (‘Respuesta de una inteligencia absurda’, ECC Ediciones).
Fandogamia nos trae ahora otra muestra de este género, en esta ocasión procedente de las páginas de una revista shôjo, una demografía con cuyos tópicos juega. ‘Historias absurdas’ no engaña ni en su título ni en su portada. La gran protagonista de sus capítulos, estructurados a modo de chistes con personajes recurrentes, es la gata Sofía, una muy digna michina callejera que se resiste a los encantos de un bellísimo estudiante. Sin embargo, como en las buenas películas corales, quien roba todos los planos y risas es en realidad otro animal, la paloma Puturrú, mascota de otro guapísimo y adorable chico que, para martirio de su novia, siente pasión por estas inexpresivas -y a veces agresivas- aves.
Como el humor tiene ‘grandes éxitos’ universales, no faltan tampoco los chistes de suegras, aunque en este caso se centran en el tópico nipón de la mala relación de estas con sus nueras. En clave puramente localista funcionan los gags protagonizados por un sensual kappa, el monstruo del folclore japonés con forma de tortuga.
A veces sí, otras no
Conectar con el humor de ‘Historias absurdas’ dependerá en buena medida del que gaste cada uno. Para quien esto suscribe, las situaciones con el palomo psicópata Puturrú tienen indudable gracia, y hay otros buenos golpes de efecto (asoma por ahí un pepino…), pero también abundan escenas en las que, aunque la sonrisa aflora en alguna viñeta, el remate final queda descafeinado. Algunas referencias culturales y juegos de palabras pueden haber quedado por el camino, si bien es merecedora de aplauso la traducción de Meritxell Sans, que da con un tono perfecto para este tipo de obra.
¿Veredicto? Échale un vistazo al tomo en la librería o lee las páginas de adelanto en la web de la editorial, y si conectas con el humor de la autora y te partes la caja con el primer capítulo, sigue para adelante con esta serie, porque has encontrado una mina de risas. Y si no, a otra cosa, mariposa.
Historias absurdas nº1, de Rie Arai
Fandogamia. Rústica, b/n, 192 págs., 8 euros
Traducción de Meritxell Sans
Artículo publicado originalmente en la revista Z