La pinacoteca celebra su bicentenario con la edición del cómic ‘Historietas del Museo del Prado’, en el que Sento fija la mirada en algunas de las anécdotas de la historia de la institución
¿Sabía usted que el Museo del Prado sigue en pie, en cierta medida, por la cabezonería de un aragonés? En 1891, preocupado por las malas condiciones de seguridad de la pinacoteca, el periodista zaragozano Mariano de Cavia tuvo la ocurrencia de dar un toque de atención a las autoridades escribiendo en El Liberal un artículo en el que daba cuenta, con pelos y señales, del devastador incendio que había arrasado el museo durante la madrugada. Mucha gente no leyó hasta el final el texto, y pensó que la cosa iba en serio. Con todo, funcionó: el Gobierno se puso las pilas y se preocupó de retirar estufas, braseros y demás elementos de riesgo del edificio.
Con esta anécdota se abre ‘Historietas de Museo del Prado‘, el entretenido cómic editado por la institución con motivo de su bicentenario, que está celebrando por todo lo alto con un buen número de iniciativas. El encargado del tebeo es Sento (Valencia, 1953), autor de larga trayectoria conocido en los últimos años por su aclamada trilogía ‘Dr. Uriel’ (Astiberri). En lugar de centrarse en las grandes obras y nombres del museo -labor que, por otra parte, ya viene realizando la institución con la edición de ‘El tríptico de los encantados’ de Max, ‘El perdón y la furia’ de Altarriba y Keko e ‘Idilio’ de Montesol-, el valenciano se fija en episodios curiosos de la vida cotidiana de la pinacoteca.
Así, a la ‘fake news’ de Cavia siguen capítulos dedicados al robo del Tesoro del Delfín, que hace cien años puso a prueba a la policía científica de la época; la peculiar historia de una de las bombas arrojadas por la aviación franquista sobre el edificio; la íntima relación entre las obras y las personas encargadas de su cuidado; o episodios que hablan de la importancia emocional de museo y su colección para sus visitantes. Como hilo conductor encontramos a al personaje de Etelvino Gayangós, eterno ordenanza de la institución.
Curiosidad y valor
Historietas del Museo del Prado es un anecdotario que no trasciende su condición de obra de encargo. Sin embargo, esto no le resta valor, puesto que Sento es un maestro en contar historias, y dota de encanto a cada una de las que componen este volumen. Además, cumple de sobras su objetivo: muestra el día a día de la institución a lo largo de dos siglos, y nos recuerda que hoy podemos disfrutar de Las meninas, las Pinturas Negras o El Jardín de las Delicias porque detrás hay un auténtico ejército cultural trabajando silenciosamente en su cuidado y mantenimiento. Así, este cómic es un perfecto complemento para disfrutar de una visita a la gran pinacoteca de todos.
*Artículo publicado originalmente en la revista Z nº74