Hará unas semanas, en una tertulia radiofónica, hablaban sobre la necesidad de conocer los clásicos griegos y latinos, dada la vigencia que siguen teniendo a través del paso de los siglos. Por esas mismas fechas estrenaron en Zaragoza ‘Hécuba’, versión de la tragedia de Eurípides protagonizada por Concha Velasco en el papel de la segunda esposa de Príamo, rey de Troya. Con estos antecedentes, con sentimiento de culpa porque, a pesar de tener nociones básicas, nunca me había acercado a los textos originales de ‘La Ilíada’ y ‘La Odisea’, a uno el dieron ganas de agenciarse estas epopeyas atribuidas a Homero. Pero aquel ímpetu quedó pronto enterrado por la realidad de más de 1.200 páginas de versos. ¿Cómo solucionar entonces este vacío intelectual? Ahí está Herder Editorial de nuevo al rescate con la publicación de ‘Ilíada y Odisea, el manga‘, un tomo en el que se condensa las dos obras de Homero en el mismo espacio que cabe una entrega de ‘One Piece‘.
‘Ilíada y Odisea’ se suma a la línea de ‘mangas filosóficos’ de Herder. Este, como los anteriores, es una producción de la editorial japonesa East Press Co. Siguiendo la marca de la casa, está dibujado por uno o varios artistas no acreditados. El apartado gráfico no es el punto fuerte de este tebeo, pero cumple con solvencia el objetivo último del manga, que es hacer accesible la obra original. Es esta un arma de doble filo, porque en este afán sintetizador se logra un extraordinario resumen del original, pero se excede en la poda, dejando algo escuálidas las historias.
En el manga, ‘La Ilíada’ queda como una rápida sucesión de los hechos de la guerra de Troya, en la que, sin embargo, se logra introducir los personajes y conceptos básicos de la epopeya. En ‘La Odisea’, las andanzas de Ulises para volver a Ítaca también son comprimidas al máximo, saltándose algunos conocidos episodios del original. Lo que a un lado de la balanza es un defecto, en el otro, es una gran virtud. Porque ‘Ilíada y Odisea: el manga‘ funciona como tebeo y hace interesante la historia. Y encima de que pasas un buen rato, te traza el mapa de uno de los cimientos de la literatura occidental, punto de referencia de infinidad de obras posteriores.
¿Estarán los profesores de secundaria echando mano de estos cómics como recurso didáctico? Esperemos que sí, porque, sin duda, son una herramienta educativa de primer orden. Y para los que ya tienen lejos la mocedad, resultan una entretenida y cómoda forma de reencontrarse con los clásicos.
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