En esas manos dibujadas por Rosemary Valero-O’Connell me emocioné yo. Esta sería una forma de resumir, muy someramente, ‘Laura Dean me ha vuelto a dejar‘ (Ediciones La Cúpula), la novela gráfica de Mariko Tamaki con dibujo de la artista maño-estadounidense. El deslumbrante apartado visual de este cómic sostiene una historia que también brilla: una lección de vida sobre el amor y la amistad, dirigida principalmente, pero no exclusivamente, a un público juvenil. Desde aquí, desde ya, la recomendamos muy fuerte como lectura para institutos.
La protagonista de ‘Laura Dean me ha vuelto a dejar’ es Freddy Ridley, la chica a la que, una y otra vez, Laura Dean deja. Laura Dean es la alumna más popular del instituto, y que te haya elegido como pareja -en su magnanimidad- es como que te baje Dios a ver. Este efecto tiene ofuscada a Freddy: su supuesta novia no deja de flirtear con otras, y nunca está allí cuando de verdad se la necesita. ¿Y si es culpa suya? ¿Quizás esté en eso que se llama una relación abierta y no se haya enterado? ¿Y si es normal que te rompan el corazón reiteradamente y te pisoteen la autoestima? ¿Y si, quizás, solo quizás, Laura Dean es una genuina capulla y Freddy es la única que no se ha dado cuenta?
Por suerte para Freddy, tiene amigas que están ahí para arroparla cada vez que Laura Dean le da plantón. Pero en su cacao sentimental no se da cuenta de que también sus amigas tienen problemas, y que ella no está ahí reciprocamente cuando toca ser un hombro sobre el que llorar… También por suerte, Freddy es todavía joven y lo suficientemente inteligente para aprender a ser mejor persona.
Mariko Tamaki -autora de otro de los ‘greatest hits’ del catálogo reciente de La Cúpula, ‘Aquel verano‘- narra una relación tóxica, sin dramatismo y pegada al mundo real, justo en ese momento de la vida, el salto a la vida adulta, en el que las inseguridades hacen más vulnerable. ‘Laura Dean me ha vuelto a dejar’ no es un cómic con moralina, pero sí con moraleja: el amor y el desamor duelen, y hay que aprender a convivir con ello. La guionista hilvana en torno a esta línea otros temas, como el acoso escolar o la homofobia, y construye con maestría personajes creíbles, en el justo punto de equilibrio entre la (supuesta) sensatez de los adultos y la inexperiencia adolescente.
La vida de los personajes discurre casi exclusivamente en un ambiente, como dice una de las secundarias en determinado momento, «mega queer«. Del mismo modo que ocurre con ‘En un rayo de sol‘ de Tillie Walden, esta elección, al situarlo como el escenario natural de la trama, no desvía la atención de lo que verdaderamente importa, la historia de (des)amor. Sin embargo, ‘En un rayo de sol’ transcurre en un mundo de ciencia ficción, mientras que en ‘Laura Dean…’ tiene como epicentro un instituto estadounidense del hoy y el ahora, en el país de Donald Trump y el Tea Party. Eso crea cierta sensación de que los personajes viven en una burbuja, donde la cara más agreste de la realidad tan solo se intuye.
Como decíamos al principio, ‘Laura Dean me ha vuelto a dejar’ es una muy buena historia, pero si por algo deslumbra es por su apartado gráfico. Haber sido testigo de la evolución de Rosemary Valero-O’Connell como dibujante, desde su debut en el fanzine Thermozero Cómics hasta su más reciente ‘What is left‘, no resta ni un ápice de impacto al toparse con sus depuradas páginas para este cómic. Sus líneas extremadamente finas dan una fuerza inusitada a expresiones y gestos; su uso del bitono en rosa es elegante y justo. Pequeños detalles, como cada vez que la protagonista se riza con los dedos un mechón de pelo, son pura magia. Y lo mejor de todo: la promesa de que aún tiene un enorme recorrido por delante en el que seguir asombrando al mundo.