¡Ojalá lean este tebeo todas esas «leñadoras» que, quizás sin saberlo, están esperando una obra como esta! ‘Leñadoras‘ (Sapristi Cómic) es un soplo de aire fresco, una historia protagonizada por chicas fuertes y con carácter, un tebeo que transmite -sin echárselos a la cara como un gato rabioso- valores para un mundo mejor. Oh, sí, esto suena muy buenrollista, pero es cierto. E incluso necesario, en un mundo en el que un señor que representa todo lo contrario a este cómic va a regir los destinos de la nación más poderosa del planeta.
Tal como contó Queco Ágreda en su sección Espacio Exterior, en la génesis de ‘Leñadoras’ (‘Lumberjanes‘ en el original) -un proyecto de la editora Shanon Watters, con apoyo de la escritora Grace Ellis y desarrollo de la guionista Noelle Stevenson- está en la voluntad de crear un tebeo infantil que girase en torno a personajes femeninos fuertes. Así surgieron Jo, April, Mal, Molly y Ripley, cinco aguerridas chavalas que disfrutan de una animada estancia en un campamento «para chicas molonas». Allí se van a enfrentar a un extraño misterio, con estatuas vivientes, yetis, dinosaurios y objetos mágicos. Juntas, con amistad, ingenio y conscientes de que para ellas no hay nada imposible, se enfrentarán a cualquier peligro.
‘Leñadoras’, cuyo primer arco argumental ha llegado a España en un tomo recopilatorio, es un cómic quizás algo atropellado, con una dibujante, Broke Allen, solvente pero a la que le faltan algunas tablas. Y no por ello deja de ser un tebeo magnífico, por toda la vitalidad que transmite, por la diversión que ofrece, por la idea de que sola no, pero con tus amigas puedes. Un claro ejemplo de sus virtudes: la trama, entretenidísima, avanza gracias a la superación de obstáculos pero sin necesidad de villanos. Este es un tebeo que los adultos pueden disfrutar como enanos, pero cuya magia está concebida para el público infantil y juvenil. Un sector que se sentirá en terreno conocido, ya que este tebeo comparte estilo con las series de Cartoon Network.
Hace justo una década, un documental descubrió al gran público ese Estados Unidos profundo que, aunque muchos han obviado, es algo más que una minoría silenciosa. La película se llamaba ‘Jesus Camp‘, y mostraba cómo un campamento para niños inculcaba a los chavales la idea de que tenían que ser soldados de dios frente a aquellos que atentaban contra su buen y viejo mundo con ‘locas’ ideas como la teoría de la evolución, el cambio climático o el aborto. El campamento de ‘Leñadoras’ es justo lo contrario a ese, pero está claro quién va ganando la partida. Por eso un cómic como este, con todo su desenfado y luminosidad, es más necesario que nunca.