Nuestro colaborador Javier Sánchez Blasco nos ofrece una reseña de ‘Madonna no existe‘, un tebeo de Julián Almazán publicado por Edicions de Ponent.
Bótox de papel
Fans de Madonna de todo el mundo. No os dejéis engañar. Julián Almazán, de quien verdaderamente es fan es de Kylie Minogue, no de la diva de las divas, de la inventora de la cultura pop tal y cómo ahora se conoce. Nos dimos cuenta leyendo su anterior obra, en la que firmaba como guionista, ‘Marica tú’ (ed. Glénat) y que dibujó Alfonso Casas (y en la que además mostraba también su filia por la saga ‘Viernes 13’, pero esa es otra historia) y nos damos cuenta ahora, con su ‘Madonna no existe’ (ed. De Ponent) donde la cantante australiana es la auténtica heroína de la función, a pesar de unas extrañas rayas amarillas en torno a la boca y por encima de unos malvados cuanto menos, obvios y que no dejan de regodearse en su maldad, como si fueran de dibujos animados.
‘Madonna no existe’ divierte. Mucho. Y lo que es mejor, pone el dedo en el centro de la llaga de la industria discográfica actual más comercial y de forma, muy muy dolorosa y hasta humillante. Zas. En toda la lista de los 40 principales, Europa FM, la MTV, el Disney Channel y cualquier radiofórmula que se precie. Y es que ya lo decía el grupo Ellos en el magnífico recopilatorio ‘De Benidorm a Benicassim’: “No me gustan las listas, van de listas…”. La trama se desarrolla de forma ágil y amena, sin descanso entre hoja y hoja. Las ideas que lanza son pura lucidez en medio de la parodia, pero ¡uf! se pierde en el desenlace hacia una explosión final en la que falta algo más de confetti, algo más de esa chispa que ha iluminado las páginas precedentes, un auténtico ¡POP! como está mandado, en suma. Y sobre todo, como lo que quiere ser.
Pero centrémonos ahora en otro factor, que, en mi opinión, debería centrar algún que otro debate en foros, blogs, salones de cómic y demás. Servidor y como yo, supongo, muchos otros aficionados al cómic y las divas del pop, acudió a su librería y pagó religiosamente los 15 euros que cuesta este volumen dibujado con… ¿El ‘Paint’ de Windows? Y es que las viñetas del Almazán dibujante le hacen, en mi opinión, un flaco favor a las estupendas viñetas del Almazán guionista.
No tengo nada en contra de los autores más minimalistas, que prefieren usar cuatro líneas antes que recrear un universo propio de El Bosco viñeta a viñeta. Pero creo también que las nuevas tecnologías han traído consigo una especie de pereza artística entre determinados artistas. “Las mismas caras, los mismos gestos, amigo mudo…”, cantaría, seguramente, el vocalista de Barricada, El Drogas, con esta obra en sus manos. Vamos, que la inexpresividad que causa el bótox en el rostro real de las ‘celebs’ más operadas está perfectamente reflejado en este ‘Madonna no existe’.
Creo que se le puede pedir más al autor en este sentido, aunque nadie sin un talento como escritor como el suyo hubiera sido capaz, insisto, de llevar a buen puerto una obra así. Pero el cómic, en mi opinión, debe ser algo más que cuatro monigotes chillones e inexpresivos que sabemos que están alterados porque tienen los brazos en alto. O si no, como ocurre aquí, el arte de verdad, se queda en los extras. Javier Sánchez Blasco