Naoki Urasawa (Tokio, 1960) acaba de recibir un premio Eisner por la edición estadounidense de ‘20th Century Boys‘. Quizás sea este el manga donde este autor ha sabido exprimir al máximo su capacidad para narrar la intriga… Sin perder el oremus. Coincide en la actualidad en España la publicación de dos de sus obras, cuya lectura sirve para entender un poco esta afirmación. Por un lado, ‘Master Keaton‘, un tebeo de su primera época, una colección de aventuras amables; por otro, ‘Billy Bat‘, su actual serie, un ‘thriller’ desbocado.
Aunque no era inédito en España -Planeta había publicado en los 90 un tomo de su serie ‘Pinnapple Army‘-, Urasawa se convirtió en autor de referencia con la publicación a principios de los 2000 de ‘Monster‘. Las andanzas del Doctor Tenma por Alemania en busca del monstruo suponen el tebeo más redondo de Urasawa, y sirvieron para fijar la idea de este mangaka como un maestro del suspense. El japonés también se había destacado en obras deportivas, como ‘Yawara!‘ (dedicada al yudo y publicada en catalán por Glénat sin demasiada fortuna) y ‘Happy!‘ (centrada en el mundo del tenis, la publicará Planeta en octubre), pero esta faceta parece que ha quedado bastante en segundo plano con el paso del tiempo. Así que a nadie pilló por sorpresa el tono y ritmo de sus siguientes trabajos, ‘20th Century Boys‘ y ‘Pluto‘.
La primera subía el nivel de intriga y ‘cliffhangerismo’ para narrar historia de unos amigos de la infancia reunidos para hacer frente a una amenaza mundial. ‘20th Century Boys‘ mezclaba además el ‘thriller’ con la ciencia-ficción, la música y la nostalgia, en un viaje narrativo la mar de adictivo. ‘Pluto‘ era otra cosa: un homenaje a Osamu Tezuka y su famoso manga ‘Astroboy‘. Pero, como era de esperar, Urasawa llevaba el agua a su molino, convirtiendo ‘Pluto‘ en una historia de suspense.
En perspectiva, da la sensación de que el arrollador -y merecido- éxito de ‘Monster’ permitió a Urasawa ‘desatarse’ y ser aún más osado en sus planteamientos y giros. Clave en esta evolución parece haber sido la intervención de Takahasi Nagasaki, primero editor del autor -o más bien ‘productor’, en el sentido que se usa en otros medios- y después coautor de los guiones. Los lectores, rendidos a su maestría, querían más, así que todas sus siguientes obras encontraron el terreno abonado, más cuando respondieron a las expectativas.
Y entonces llegó ‘Billy Bat‘. Planeta DeAgostini lleva ya 8 tomos publicados por estos lares, así que, aunque es una serie abierta, ya se puede empezar a hacer balance…
Pero, como si esto fuera un cómic de Urasawa, aquí vamos ha hacer un ‘cliffhanger’ y vamos a pasar a hablar de otra cosa que ocurrió en otra época.
En 1988 Naoki Urasawa ya tenía consolidada su carrera. Estaba publicando la citada ‘Yawara!‘ en la revista Big Comic Spirits, lo que supuso el compromiso de 22 páginas semanales de 1986 a 1993, un ritmo inconcebible en Occidente. Pues bien, mientras tanto, también publicaba ‘Pinneapple Army‘ en la Big Comic Original, y cuando acabó esta en el 88, empezó ‘Master Keaton‘, con guión de Katsushika Hokusei -pseudónimo del ya fallecido Kajime Kimura-. Un no parar.
‘Master Keaton‘ cuenta las aventuras de Taichi Hiraga Keaton, un tipo de apariencia gris, de padre japonés y madre inglesa. Su pasión es la arqueología y trabaja puntualmente como profesor asociado de universidad, pero con esto se gana malamente los garbanzos. Así que, aprovechando su experiencia como antiguo instructor del grupo de élite del ejército británico, el SAS , se gana unas perrillas como investigador de seguros ‘freelance’.
Con este protagonista, Urasawa desarrolla una serie de entretenidas historias cortas, a veces de apenas un capítulo de extensión, en las que Keaton demuestra sus habilidades ante casos de lo más variopinto. El investigador se las ve a veces con serios casos de secuestros o de terrorismo internacional, pero también con pequeños y encantadores misterios en parajes perdidos. Buena parte de la frescura de este manga recae en la propia personalidad de Keaton, un tipo anodino, divorciado con una hija adolescente, cuya afabilidad contrasta con sus dotes para la acción.
La mayoría de las tramas, como ocurre después en ‘Monster’, transcurren en la Europa de finales de los 90, y en este sentido ‘Master Keaton’ funciona como una especie de manual para ‘dummies’ de la Guerra Fría y la Europa de la caída del Muro. Otro punto en común con ‘Monster’ es su querencia por las pequeñas historias humanas, que en aquella se desarrollaban como subtramas y aquí saltan al primer plano.
‘Master Keaton‘ es una lectura entretenida, fresca e inteligente. Está lejos de las enrevesadas tramas a las que acostumbra Urasawa, pero hay que pensar que este es un tipo de manga, común en Japón, pensado para el lector ocasional que coge una revista en el metro o en un local de comida rápida, sin tiempo ni ganas de ponerse a seguir una serie de continuará. Difícilmente se puede comparar a ‘Monster‘ o ‘20th Century Boys‘, pero no hay duda de que estamos ante una obra 100% Urasawa. Hay que apuntar que, a pesar de que en la portada figura Katsushika Hokusei como co-guionista, también lo hace Takahasi Nagasaki, el editor-productor de Urasawa. Parece ser que Katsushika, por desavenencias con Urasawa, se desvinculó pronto de la serie, de manera que fue este quien tomó las riendas de los guiones eayudado por su sempiterno editor.
Planeta DeAgostini está publicando en la actualidad ‘Master Keaton‘, y ya va por el ecuador de la serie. En principio, serán 12 tomos en total, aunque el autor retomó la serie en 2012 con el título ‘Master Keaton Remaster‘, así que no es osado aventurar que a una seguirá a la otra.
Y ahora, volvamos al presente.
En junio de 2011 aterrizó en España, también con Planeta, ‘Billy Bat‘. Este manga, que comenzó en Japón en 2008, suponía la ruptura de Naoki Urasawa y Takashi Nagasaki con la editorial Shōgakukan y su ‘fichaje’ por Kōdansha, en cuya cabecera Morning se serializa ‘Billy Bat’. Esta es la historia de Kevin Yamagata, un dibujante norteamericano de origen japonés (si el protagonista no es japonés parece que los editores nipones no dejan que se publique…). Estamos en Estados Unidos, a finales de los años 40, y Yamagata está despuntando en el mundo del cómic con su personaje Billy Bat, un detective murciélago cuyos tebeos publica Marble Comics. (Sí, el murciélago se parece a Mickey Mouse y si dices muy rápido Marble Comics suena a lo que suena… Nada es casual en este manga).
Un día que Yamagata está tranquilamente en su casa de Los Ángeles dándole al lápiz, unos policías lo visitan. Están buscando espías soviéticos -se estilaba en la época-, y por casualidad uno de ellos ve las páginas en las que trabaja el dibujante y le comenta que ya había visto a ese personaje antes, cuando estuvo destinado en Japón durante la II Guerra Mundial. Yamagata no sale de su asombro, y decide viajar al país de sus padres para comprobar si, de forma involuntaria, ha plagiado su gran creación…
En Japón, el dibujante comienza a tirar del hilo y descubre que el murciélago que el cree haber inventado es en realidad tan viejo como la propia humanidad. Tras él parece esconderse un ente sobrenatural que ha marcado los destinos de generaciones y que ha intervenido en algunos de los acontecimientos más importantes de la historia. Tomo a tomo se van sucediendo épocas, personajes y misterios en un trama repleta de ‘cliffhangers’ salvajes y saltos en el tiempo.
Este manga tiene algunos detalles nuevos para los aficionados a Urasawa. En primer lugar, la acción bascula entre Japón y Estados Unidos. Esto le permite, como ya hizo en ’20th Century Boys’, jugar con iconos de la cultura popular, en este caso, norteamericana y mundial. Por las páginas desfilan personajes como Harvey Lee Oswald, J. F. Kennedy, Jesucristo, San Francisco Javier, un tipo que se parece mucho a Walt Disney… Todos bajo la sombra del murciélago. Vamos, que con este tebeo a Iker Jiménez se le haría el culo pesicola.
En cuanto a lo gráfico, Urasawa intensifica un recurso que ya había usado antes, pero que aquí encuentra excelente acomodo. Al ser Yamagata dibujante y ‘Billy Bat’ un cómic, bastantes páginas del manga transcurren a modo de metahistorieta. Urasawa aprovecha para dibujar un ‘Billy Bat’ al estilo ‘cartoon’ que sorprende en un primer momento, pero que pronto el lector asimila y sabe encajar en la historia.
En el plano argumental, ‘Billy Bat‘ no es una novedad en la carrera de Naoki Urasawa. El cambio está en la intensidad y reiteración con la que aplica todos sus recursos. De giro en giro argumental, lleva ya 8 tomos y todavía no empieza a verse la luz al final del túnel; las tramas se acumulan y no se resuelven. Con Urasawa se suele decir que hay que disfrutar del viaje sin pensar en cómo acabarán sus historias. Y esto es lo que ocurre con ‘Billy Bat‘, cuya lectura es tremendamente adictiva y hace que cada vuelta de página sea una sorpresa. Pero… ¿Hasta cuándo esta estrategia narrativa es sostenible?
De momento, ‘Billy Bat‘ es una serie abierta, no se puede juzgar todavía en su totalidad. Pero su coincidencia en las librerías con ‘Master Keaton‘, en el otro extremo de su carrera, ha logrado que surja cierta nostalgia por el Naoki Urasawa de ‘Monster‘, capaz de sorprender al lector pero no de convertir esto en el único ‘leiv motiv’ de la historia.
Escuchar el podcast especial Naoki Urasawa de Charrando de Tebeos.