¿Un manga a todo color? Yukiko Akase ofrece en Sazan y la chica del cometa una space opera de tintes ochenteros donde personajes y naves espaciales ganan encanto a base de acuarelas
Sazan y la chica del cometa nos sirve una combinación deliciosa: space opera, nostalgia ochentera y páginas a todo color. ¿Hemos dicho a todo color? Aunque son pocos los mangas de estas características, haberlos haylos, y alguno, además, con edición española. En este caso, la excepcionalidad es mayor porque no hablamos de páginas especiales o de una aplicación posterior, a rebufo del éxito (tipo Akira o Dragon Ball), sino de una obra concebida originalmente para publicarse así, y además por la mano de la propia autora, Yuriko Akase (1990). Hay que recordar que ya la misma editorial, Héroes de Papel, nos trajo en 2019 Fantastic World, una serie que comparte peculiaridad con la que aquí reseñamos, y que también salió en Japón bajo el mismo sello, Leed Publishing.
A lo que íbamos. Sazan y la chica del cometa nos presenta una historia sencilla pero con todos los elementos para dejar un buen sabor de boca. Sazan es un joven obrero terrícola dedicado a la construcción de planetas-vivienda para otras especies de la galaxia. En su camino se cruza a Mina, una motorista espacial de la que inmediatamente se queda prendado. Tras la encantadora sonrisa de la pelirroja se esconde la legendaria «cometaria», un ser dotado de una energía infinita cuyo poder anhelan todos los villanos de la galaxia. Poco le importan a Sazan los peligros de su romance: allá se va él tras ella en una alocada road movie espacial llena de amigos y enemigos.
Evolución a ojos vistas
En Sazan y la chica del cometa se comprueba cómo la autora, en la que es su ópera prima, evoluciona muy positivamente tanto en lo gráfico como en lo argumental. La propia Akase cuenta en el epílogo que esta iba a ser en principio una historia corta de 10 páginas, y que a petición de su editor, acabó extendiéndose hasta alcanzar las 500 páginas, recopiladas en dos tomos. La progresión es especialmente notable en el segundo volumen. Aquí es donde el viaje deja paso a la épica, cuando los protagonistas se ven atrapados en una gigantesca nave espacial comandada por una Inteligencia Artificial expulsada de la Tierra tras intentar suplantar a los humanos, a los que señala como principales agentes de su propia destrucción. Ecos de actualidad para un desenlace lleno de emoción.
En definitiva, es esta una obra la mar de simpática y entretenida, con agradables reminiscencias del anime más palomitero de los años 80. Tiene sus defectos – el principal, probablemente, perpetuar el estereotipo del “chico rescata a chica”, aquí agravado si se tienen en cuenta que quien tiene poderes ilimitados es la «cometaria»-, pero se dejan perdonar gracias al buen rollo que transmite, a unos personajes simples pero carismáticos y, sobre todo, a un despliegue de acuarelas que hacen del espacio un lugar cálido y acogedor.
Sazan y la chica del cometa, de Yukiko Akase
Héroes de Papel. Rústica, color, 264 págs., 18,95 euros.
Obra completa en 2 tomos
Traducción de Gabriel Álvarez Martínez
Artículo publicado originalmente en la revista Z