¡Todo el mundo quiere a Spirou! Sin perder su esencia, el botones de rojo se ha convertido en un personaje versátil, con el que se pueden narrar todo tipo de historias. Spirou es casi un reto para sus autores, ya sea en su serie regular o en ese traje a medida que es la colección ‘Una aventura de Spirou y Fantasio por…‘. Al amparo de esta línea lo mismo se pueden hacer comedias (‘Pánico en el Atlántico‘) que homenajes referenciales (‘El botones de verde caqui‘) o un maravilloso ‘año uno’ de manual (‘Diario de un ingenuo‘). O, por qué no, un relato emocional, como el que Frank Pé y Zidrou se marcan con ‘La luz de Borneo‘ (Dibbuks).
Spirou sigue siendo Spirou, Fantasio sigue siendo Fantasio, pero… En ‘La luz de Borneo’ destilan una madurez poco habitual en ellos. El entorno en el que se mueven también es algo diferente al habitual. Estamos en lo que parece un futuro cercano (¿quizás en un par de años, o puede que en unos meses?), una Bruselas post-crisis con más pobreza en sus calles, más uniformados, más suciedad… Y con unos medios de comunicación dispuestos a silenciar un escándalo medioambiental, no vaya a ser que los anunciantes se mosqueen. Spirou, redactor íntegro donde los haya, dimitirá ante semejante afrenta a la ética periodística. ¿A qué se va a dedicar a partir de ahora? ¿Qué tal probar con la pintura?
Lo cierto es que, aunque llega a comprarse pinturas y lienzos, el antiguo botones apenas podrá probarse en el arte. En su camino se va a cruzar la adolescente Fieretta, hija de un antiguo conocido, el domador Noé, al que se compromete a echarle una mano en el cuidado de la joven. ¿Spirou ejerciendo de tutor de una chavala en plena edad del pavo? Sí, y no va a ser su única preocupación. El mercado del arte está conmocionado por la aparición de unas pinturas anónimas que han despertado la codicia de los coleccionistas. En otro frente, un misterioso hongo negro amenaza con convertirse en una plaga contra la que ni el mismísimo Conde de Champiñac puede hacer nada. Todo ello, aunque no lo parezca, forma parte de un todo.
En ‘La luz de Borneo’ Frank Pé y Zidrou exprimen al máximo las 88 páginas del álbum para abordar una buena cantidad de temas, entre los que sobresale la capacidad del arte y el amor para transformar el pensamiento individual y colectivo. Hay aventura, hay humor (con muy buenos golpes, por cierto), hay misterio… Pero predomina el toque sentimental, la fuerza de las emociones para redimir y redimirse. La historia parte de una idea original de Pé, mientras que Zidrou se ha ocupado de desarrollar un guion en el que tienen mucha importancia las metáforas y las alegorías. Algunas, tan estrepitosas como un elefante en una cacharrería. Aunque el resultado final del álbum es notable, la carga dramática adolece de unas costuras demasiado evidentes.
Donde no hay fallas es en el deslumbrante apartado gráfico. El veterano Frank Pé sabe llevar a Spirou y Fantasio a su terreno, alejarlos de su estética habitual y a la vez hacerlos plenamente reconocibles, e integrarlos en un mundo, muchas veces onírico, que entronca con uno de sus clichés como dibujante, el reino animal.
‘La luz de Borneo’ es quizás el álbum de la serie ‘Una aventura de Spirou y Fantasio por…’ más alejado del espíritu jovial y aventurero del original, pero también uno de los más profundos en cuanto a su carga dramática y emotiva. Una aproximación diferente e interesante a un personaje inagotable.