Puerco surfing. Ni en la más demencial de las fiestas patronales que podamos imaginar se les ocurriría a los mozos surfear a un tocino. Pero a un japonés, de capital para más señas, le parece una idea tan buena como cualquier otra, así que la mete en su manga, y tan ricamente. El nipón es Yusaku Hanakuma (Tokio, 1967), y el manga es ‘Tokyo Zombie‘, una ristra de mamarrachadas con el sutil encanto de la Serie B con conciencia de clase: lo exagerado y lo cutre como un género en sí mismo. Ah, y salen zombis, claro.

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En Japón, en lo referente al cómic, siempre van un paso por delante. Es lo que tiene tener una industria de verdad, con el tamaño suficiente como para que los ‘dōjinshi’ -el equivalente a nuestros fanzines- tengan un mercado paralelo consolidado. Por eso tampoco es de extrañar que el ‘gekiga’ -manga de corte adulto- apareciera a finales de los años 50, cuando en otras latitudes aún faltaban años para explorar esos caminos. O que en 1999 se publicara el primer tomo de ‘Tokyo Zombie’, con una década de ventaja sobre ‘Pudridero‘, la ‘broma’ de Johnny Ryan con la que comparte estilo pero no espíritu.

Yusaku Hanakuma, el autor del tomo de ‘Tokyo Zombie’ que acaba de publicar Autsaider Cómics en España (el primero de la docena que existen ya publicados en Japón), es el más reconocido representante del estilo ‘heta-uma‘ («malo pero bueno»), un tipo de manga que combina guiones locos con dibujos torpes. Que nadie se asuste: en Hanakuma (y en la fantástica pero no pretenciosa edición de Autsaider) no se intuye ninguna intención de vender motos, de presentar como obra maestra lo que nace como gamberrada. Y sin embargo… Esa espontaneidad, que le permite hacer humor -que parece la vertiente más obvia de este estilo-, también le lleva a recorrer con naturalidad otros campos, convirtiendo a esta obra en una historia de zombies de tomo y lomo, con su crítica social, su acción postapocalíptica, su camisita y  su canesú.

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‘Tokyo Zombie’ es una epopeya zombi que ríete tú de ‘Los Muertos Vivientes‘ de Robert Kirkman, a la que también se adelanta en 4 años. Los protagonistas son Fujio y Mitsuo, dos currantes de una fábrica que aprovechan las pausas en el tajo para entrenar en el noble arte del Jiu-Jitsu y también, cosas que pasan, para matar de un palazo a su jefe. En estas les va a pillar el apocalipsis zombi, con un origen un tanto de estar por casa, pero tan plausible como un ritual vudú mal llevado o una epidemia de gripe mal curada. Empieza así una historia de supervivencia en la que, cómo no, los muertos vivientes son lo de menos, ya que los humanos se bastan y sobran para joderse la vida.

En ‘Tokyo Zombie’ hay felaciones caníbales, perritos de mirada cándida, piaras de cerdos asesinos, lucha libre a muerte, dedos en el ojete, camiones a todo gas… Hay muchas risas, pero también una historia de fondo que, por demencial que sea, tiene sentido y trata de contar algo. ‘Tokyo Zombie’, a su manera, es más serio de lo que parece. La historia de este primer tomo acaba en alto, con el camino expedito a nuevas aventuras. Confiemos en que haya un número suficiente de lectores al otro lado para animar a Autsaider a proseguir con la edición de este clásico del manga contemporáneo.