Está el Pinocho original del Carlo Collodi , el tierno de Walt Disney, el raro de Carlos Bribián… Y el ‘Pinocchio’ chungo de Winshluss. Bajo este seudónimo, el francés Vincent Paronnaud (1970) ha dibujado lo que muchos han calificado como una ópera visual. Aunque la obra lleva tiempo en las librerías, vale la pena rescatar aquí -y pedir disculpas por el retraso con el que publico las reseñas respecto a la sección hermana del Muévete, ‘El estante de abajo’- este magnífico tebeo para adultos.
La trama respeta bastante el cuento original, con las licencias habituales y unos cuantos añadidos, pero le aporta toda la mala baba que puede entrar en sus cerca de 200 páginas. La marioneta es aquí un robot militar creado por un científico con afán de hacerse millonario. El invento parece perfecto, pero todo se tuerce cuando Pepito, una cucaracha bohemia con ínfulas de escritor, decide okupar el cerebro electrónico del pequeño androide y cambiar algunos cables de sitio… El enloquecido Pinocho asesina de forma accidental a la mujer de su creador y emprende una huída que le llevará por los bajos fondos de una muy baja sociedad.
Este es el arranque de una historia para adultos que basa su fuerza en la imagen, ya que los diálogos quedan restringidos para las páginas en las que la cucaracha Pepito suelta sus alcoholizados monólogos. En su viaje iniciático, Pinocho se cruzará con la versión perversa de algunos otros personajes de cuento, además de los reflejos del lado más oscuro de la sociedad, tales como el autoritarismo o el fanatismo.
Con un dibujo que no por underground es menos fascinante y una historia chunga pero aderezada con ironía, Winshluss se alzó con ‘Pinocchio‘ (La Cúpula) el Premio al Mejor Álbum de Cómic en el Salón de Angoulema de 2009.