En 1999, Stan Sakai recibió el Premio Eisner a mejor cómic serializado por ‘Usagi Yojimbo: Segadora‘. Un reconocimiento que llegaba en el 15 aniversario de las aventuras del conejo samurái, que este 2014 celebra su 30 aniversario. El año también llega con un par de novedades del autor estadounidense de ascendencia japonesa, anunciadas por Planeta DeAgostini para los próximos meses: un nuevo tomo de la serie regular; ‘Usagi Yojimbo: Yokai‘, una novela gráfica a color, y ‘47 Ronin‘, una de las escasas incursiones del maestro en el dibujo de humanos. Así que este es un buen momento para repasar uno de los tomos más emblemáticos de la saga del espadachín vagabundo, más cuando Sakai está estos días de actualidad por tristes motivos.

Usagi Yojimbo‘ narra las andanzas del ronin -samurái sin señor- Miyamoto Usagi por el Japón de principios del siglo XVII. Una de las particularidades de esta obra desde sus inicios es que se trata de una serie de ‘funny animals‘, esto es, los personajes son animales antropomórficos. Una opción que ha hecho que este cómic haya llegado todo tipo de público, aunque sus temas y tratamientos son bastante maduros e incluso profundos. Algo que también puede aplicarse a su narrativa: tras su aparente sencillez y claridad se esconde un gran trabajo. La suma de todos estos factores ha hecho que ‘Usagi Yojimbo’ haya llegado con salud hasta nuestros días, toda una proeza en Estados Unidos para un tebeo independiente en blanco y negro.

«Usagi es un acontecimiento muy importante en el progreso de este medio de comunicación, porque Stan Sakai ha aportado al cómic americano una colección de fábulas japonesas muy bien contadas al estilo americano. Tiene un gran dominio del arte secuencial, y sus composiciones tienen el mérito añadido de transmitir importantes contenidos». Esto es lo que decía el maestro Will Eisner (‘Contrato con Dios’) en el prólogo de ‘Segadora‘, tras dejar caer previamente que almacenaba algún que otro prejuicio contra esta obra y sobre todo, por el manga -aunque, como se ha dicho, este es un tebeo totalmente estadounidense-. Más allá de los elogios preceptivos, ¿qué hizo que ‘Segadora’ ganara un premio Eisner, los más importantes del cómic?

‘Segadora’ gira en torno la espada Kusanagi -‘Segadora’-, un arma creada por los dioses y uno de los tres símbolos del poder del Emperador japonés. El shogun -‘dictador militar’- apenas lleva dos años en su puesto, pero ha decidido abdicar en su hijo para convertir el cargo en hereditario. Muchos señores están indecisos ante este sorprendente paso, y los miembros de la Conspiración de los Ocho deciden poner su maquinaria a trabajar para devolver el trono al Emperador. Sabedores de su inferioridad, en lugar de desatar una guerra abierta deciden seguir una curiosa estrategia: recuperarán del fondo del mar la espada perdida de los dioses y la blandirán como señal divina para el regreso del Emperador.

Si el plan es poco usual, mucho menos lo son los métodos, que pasan por contratar a una bruja para que localice y rescate la espada mediante la magia. El éxito está a la vuelta de la esquina… Pero no cuentan con que, por azar, la famosa Segadora va a ir a parar a las manos de Usagi Yojimbo. Se inicia entonces una temible lucha para hacerse con la espada divina, en la que el conejo samurái será un actor en medio de una obra de la que desconoce el argumento. En esta batalla, de forma consciente o inconsciente, intervendrán muchos de los personajes habituales de la serie, como el cazarrecompensas Gen, el señor Noriyuki y su sirviente Tomoe, la espadachina Inazuma o el sacerdote Sanshobo. Y como reverso oscuro de Usagi, el demonio Jei.

En ‘Segadora’, Stan Sakai presenta una gran epopeya coral en la que el héroe es apenas el peón de una intrincada partida en la que está en juego el destino del país. Sakai logra contar la totalidad del historia siguiendo los avatares de personajes a los que, al contrario que al lector, en ningún momento da la oportunidad de conocer ni la mitad de la historia en la que están implicados. Hay aquí una gran labor como guionista, que se complementa, como es habitual, con un dibujo y narrativa limpios, aunque con menos alardes que en las pequeñas historias que componen otros tomos.

El problema de ‘Segadora’, siendo un gran tebeo, es que, atraídos por el sello del premio Eisner, muchos aficionados habrán intentado entrar en el mundo de ‘Usagi Yojimbo’ directamente a través de este tomo. Puede ser un error. Primero, porque cerca de 50 páginas están dedicadas a cuatro historietas que, a modo de prólogo, ponen en antecedentes sobre la  importancia de la espada. Segundo, aparecen en acción muchos de los personajes que ya habían sido presentados profusamente en anteriores libros de la serie, por lo que Sakai no hace apenas esfuerzos por definirlos aquí. Por ello, si alguien está pensando en leer por primera vez ‘Usagi Yojimbo’, es mejor que lo haga partiendo de cualquier otro tomo -no es necesario seguirlos en orden, aunque sí aconsejable-, o que si compra ‘Segadora’, lo haga conjuntamente con ‘Estaciones‘, el cómic inmediato a este y en el que se deja en cierta medida planteada la acción posterior.

En cualquier caso, ‘Usagi Yojimbo’ es una serie fantástica; un universo único y reconocible siempre con las puertas abiertas para engancharse (o reengancharse) a su lectura.

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Para un repaso más exhaustivo a la obra de Stan Sakai, podéis escuchar el capítulo del podcast Charrando de Tebeos dedicado a ‘Usagi Yojimbo’.