Definir ‘A Silent Voice’ como «ese manga sobre el bullying» se queda muy corto para expresar las múltiples capas que atesora este cómic
«Odiaba tanto a esa chica». Han pasado ya cinco años desde que Milky Way Ediciones trajera a España ‘A Silent Voice‘, el exitoso manga de Yoshitoki Oima publicado originalmente en Japón entre 2013 y 2015, una obra cuya popularidad se vio reforzada con el estreno en 2016 de su adaptación al cine de animación. A pesar de las múltiples alabanzas que este título ha recibido, en buena parte relacionadas con su temática -el acoso escolar-, ha sido este verano cuando he podido saldar mi deuda con él. Tarde, pero me sumo a la opinión general: su fama es bien merecida, por su fondo y su forma.
‘A Silent Voice’ es un manga que se cita siempre como ejemplo de cómics que abordan el acoso escolar. Su punto de partida lo refuerza como título de referencia en este ámbito: Shôya Ishida, el malote de su curso, se dedicó durante la primaria a martirizar en clase a Shôko Nishimiya, una niña sorda; las vejaciones fueron en aumento hasta que ella se vio obligada a cambiar de colegio, mientras él, al que todos señalaban como culpable único, pasaba a ser el nuevo apestado entre sus compañeros. Pasados algunos años, a punto de acabar la secundaria e iniciar la vida adulta, Ishida intenta redimirse y pedir perdón a Nishimiya, pero cerrar las heridas no es tan fácil…
Como es habitual en la ficción japonesa, Yoshitoki Oima (1989) esquiva la simplificación entre buenos y malos y se adentra con esta historia en una mucho más interesante zona gris. Así, invita a reflexionar sobre la posibilidad de redención, la culpa, la amistad, la familia, las relaciones sociales… Ningún personaje, ni siquiera la adorable y vulnerable Nishimiya, está exento de aristas. Son piezas que no terminan de encajar, obligadas aún así a conformar la imagen que propone la caja del puzle.
‘A Silent Voice’ muestra que cada cual es cómo es y que hay que asumir que no todo el mundo nos tiene por qué caer bien, a la vez que defiende la convivencia y el respeto dentro del grupo. En este sentido, parece una réplica amable al dicho japonés de que «el clavo que sobresale recibirá el martillazo»; su discurso, en realidad, no es subversivo: reafirma esa idea tan nipona de colectividad frente a individualismo, pero lo hace desde un ángulo integrador y solidario, en el que el esfuerzo no ha de ser por amoldarse, sino por empatizar y comprender al diferente.
Oima conoce bien la realidad de la sordera, puesto que su madre es intérprete de lengua de signos. En este sentido, en una entrevista para la editorial Kodansha, la autora precisa que el tema central de su manga, en realidad, no es el acoso, sino «los problemas de comunicación». Al igual que Shôko, Shôya, el antiguo abusón, no logra conectar plenamente con su entorno y es incapaz de mirar a los ojos de la gente. En el caso de ella, la dificultad se muestra de forma gráfica en los bocadillos, de manera que el texto de lo que le dicen aparece mutilado; en cuanto a él, sus interlocutores tienen una cruz en el rostro, visualizándose como personas por las que no siente interés real, o no logra sentirlo aunque lo intente.
En la entrevista citada, Oima también cuenta que «para mí, es más fácil meterse en la historia desde la perspectiva del acosador, desde el punto de vista de Shôya. Estoy segura de que más lectores pueden indentificarse con Shôya que con Shôko. La mayoría de personas solo puede especular con cómo se siente una niña con discapacidad que es intimidada. Lo cierto es que no podrás saber lo que realmente siente. Creo que transmitir eso era la clave. Por eso no quería revelar lo que Shôko pensaba o sentía en lo más profundo».
Definir ‘A Silent Voice’ como «ese manga sobre el bullying» se queda muy corto para expresar las múltiples capas que atesora. Aunque su adaptación al cine es notable, la necesidad de resumir los siete tomos de la obra en poco más de dos horas deja muchos de sus matices fuera de plano. Sí, la historia peca en algún tramo de ñoñez y sitúa a algunos personajes en una inopia vital inverosímil, pero el conjunto es lo suficientemente satisfactorio para perdonarlo.
Al igual que dijimos para ‘Shonen Note‘, este manga, por su capacidad para generar debate y reflexión, es una excelente lectura para jóvenes. Es muy difícil salir de esta historia sin ser algo mejor persona.