Nueva firma invitada para Viñetario, algo que esperamos se haga habitual. Víctor G. Romano, tras debutar en el cómic con ‘Tératos’, se incorpora en esto de las reseñas con lo último de Mike Mignola.

Bajo este título tan prometedor ‘AIDP: 1946’ (Norma Editorial), Mike Mignola dirige a dos artistas que manejan la oscuridad con bastante soltura, Joshua Dysart y Paul Azaceta, y nos sumerge en una nueva historia pulp, de la que nos gustaría ser parte de su elenco de personajes.

En Berlín, 1946, poco tiempo después del final de la Segunda Guerra Mundial, aparece dirigiendo la recién creada ‘Agencia para la Investigación y Defensa Paranormal’ Trevor Bruttenholm, al que le ha sido encomendada una misión clave: catalogar y recoger todas las pertenencias del Tercer Reich relacionadas con el ocultismo. Pese a esta tarea, Trevor acude con la esperanza de encontrar nueva información relativa a su hijo, Hellboy.

Pero la casualidad hará que los rusos, ávidos contrincantes en estas lides ocultistas, también se dediquen a recopilar todo tipo de pertenencias místicas. Curiosidades del destino harán de estos rivales los aliados perfectos en uno de los casos más oscuros y siniestros que ha vivido la AIDP en su vida, en concreto un proyecto que solo el Fürher conocía: el Vampir Sturm.

Encontramos un guión bien esculpido, de la mano de Joshua Dysart, autor de series como ‘Soldado desconocido’ o ‘La Cosa del Pantano’, las dos en Vertigo Cómics. Joshua es un autor curtido en temas oscuros, por lo que realizar este proyecto fue muy gratificante para él. Con un comienzo pausado pero firme crea una historia cargada de acción y aderezada con los misterios que hasta ahora nos venía deleitando la serie, pero con nuevos y enigmáticos personajes y algún que otro viejo conocido al que ya teníamos ganas de volver a ver.

En cuanto al dibujo descubrimos con gran pesar que han cambiado al veterano Guy Davis por Paul Azaceta, menos conocido por aquí, autor de ‘Punisher: Noir’ o ‘Grounded’. Pero lo que en un principio era preocupación por las diferencias estéticas con Guy y la posibilidad de tener un estilo gráfico demasiado foto-realista, conforme avanza la historia se descubre con agrado que el estilo de Paul es verdaderamente atrayente, maduro y por descontado absolutamente oscuro. Está mucho más cerca que Guy del estilo de sombras expresionistas de Mike, pero con una impronta visual más ligada al cine y a la fotografía, que le da un aire más natural, más cercano.

Todo este cóctel hace que te sumerjas sin dudarlo en la historia y que parezca creíble lo que ves, que parezca que realmente sucedió.

Víctor G. Romano. (http://viernescasi.blogspot.com/)