¿Existe el tecno-vudú? ¿Se puede hacer brujería con informática a nivel usuario? Santiago Arcas -extraño caso de guionista metido a dibujante- ha imaginado un mundo donde esto es posible. El resultado es ‘Sandra‘ (Ediciones Glénat), un entretenido tebeo de aventuras protagonizado por una chica zombi en tres versiones: niña, adulta y… ¡muerta! Continúa el repaso de tebeos refrescantes en Viñetario.
Santiago Arcas (Cartagena, Murcia, 1974) es de los raros en este mundillo. Lo normal en un autor de cómic es que primero dibuje y después se aventure a escribir sus propios argumentos… Pero un guionista (Claus y Simon) que se decide a ser su propio dibujante suele ser más raro. Si además sale airoso, es digno de aplauso. Ese es el caso que tratamos ahora. En ‘Sandra’, Arcas se atreve con una historia muy personal -con el aval de su publicación original en Francia-, que le aleja de su trabajo alimenticio como colorista y dibujante para editoriales americanas.
El tebeo nos presenta a Ibrahim, un hechicero convencido de que con un par de sortilegios bien echados, y la ayuda de un ordenador portátil, todo es posible. Y casi consigue su objetivo: logra rescatar del Infierno a Sandra Portuondo, la más grande campeona de lucha loca de todos los tiempos. El problema vendrá cuando descubra que, en realidad, ha devuelto a la vida a tres versiones de la misma persona: la niña, la adulta, y la zombi. Como todo es susceptible de complicarse, a los demonios no les gusta que se les haya escapado un alma de sus dominios, y mandan a una delegación en busca de Sandra…
Con este punto de partida, Arcas construye una historia llena de magia, sabor exótico y, sobre todo, aventuras. Emoción que transmite con un trazo cuidadamente tembloroso y unos colores cálidos que nos acercan al sol de las islas del Caribe. Con algunos flecos por pulir, ‘Sandra’ es un buen primer paso de Arcas como autor total y puede ser el comienzo de una evolución ascendente. Algo que, si el mercado editorial lo permite, podremos ver quizás con más aventuras de este personaje.