Doble estreno: Alpha Decay inaugura su línea gráfica con ‘Devastación’, de la norteamericana Julia Gfrörer, que ofrece un soberbio y crudo relato que conecta con nuestro presente
“¿Es esto el fin del mundo?”, se pregunta Agnés, la protagonista de ‘Devastación‘, que en medio de la más absoluta desolación encuentra un resquicio para el amor y el placer. La casualidad ha querido que justo antes de que ocurriera todo esto apareciera en nuestro mercado este estremecedor cómic ambientado, precisamente, en la pandemia de la peste negra medieval. Supone un doble estreno que, a pesar de todo, es jubiloso: en primer lugar, es el salto de la editorial literaria Alpha Decay al ámbito de las viñetas, un camino que otras han recorrido antes y que, lejos de saturar las librerías, ha abierto ventanas a nuevos horizontes estilísticos y autorales; en segundo lugar, es el debut en España de Julia Gfrörer (New Hampshire, 1982), una dibujante que navega entre lo sombrío y lo pasional.
Agnés sobrevivió a la muerte milagrosamente apenas siendo un bebé, una señal de que, a pesar de los pesares, se aferra a la vida con todas sus fuerzas. Ahora, la peste, cabalgando juguetonas pulgas, arrasa con su presente: toda su familia ha muerto y solo queda ella, sin esperanza ni consuelo. Sin embargo, el sol se empeña en salir tanto para ella como para Giles, otro aldeano para el que arrojar cadáveres a la fosa común tras la iglesia se ha hecho rutina. Juntos van a tratar de responder a la gran duda que cada cierto tiempo sacude a la Humanidad: ¿Vale la pena seguir adelante cuando todo parece derrumbarse alrededor? “No hay nada sagrado en el sufrimiento”, aventura el hombre.
Dolor y amor
Julia Gfrörer (hagan lo que yo: apréndanse a deletrear este apellido, porque tiene futuro) firma aquí su segundo trabajo con Fantagraphics, tras publicar en 2013 ‘Black is the Color‘ (disponible online aquí), una historia de navegantes y sirenas en la que anticipaba los que parecen su tema fetiche: la delgada línea entre sufrimiento y pulsión amorosa. En ‘Devastación’ esa tendencia gótica queda reafirmada con un estilo de dibujo áspero, próximo al grabado, y una magistral elección de las secuencias, con escenas memorables tanto en el lado lúgubre como en el pasional.
Todo en ‘Devastación’ habla de muerte y, a la vez, de vida; de desesperación y, a la vez, de esperanza. Estamos ante una gran obra, breve y contundente, que merece no perderse entre la desescalada de novedades.
Artículo publicado originalmente en la revista Z