Esto no es una noticia, es una opinión:
La organización del Salón del Cómic de Zaragoza (el Área de Participación del Ayuntamiento) cerró ayer la décima edición del certamen con una gran alegría. El sentimiento era compartido por buena parte de los expositores y público. De casi no celebrarse, el Salón recibió 14.000 visitantes y vendió 7.000 entradas durante el fin de semana. Era la primera vez que se cobraba entrada (un simbólico euro, así lo entendieron los ciudadanos), y la respuesta tan solo se quedó a 2.000 visitantes de la cifra del año anterior.
Realmente, el número de visitantes pudo ser mayor, ya que durante el sábado la gran afluencia de público obligó a cortar el acceso a la Sala Multiusos durante un rato. En cuanto a los expositores, ya se sabe que cada uno cuenta la feria como le va, pero la sensación general era de satisfacción por una cita qué no se sabía cómo podía funcionar tras tres años de crisis, y de la que algunos salieron con mejores cifras que el año pasado.
En cuanto al público, una vez más la cita contó con esa mezcla de aficionados, militantes de la causa del tebeo y, el alma del Salón, familias enteras, curiosos, niños que compran su primer tebeo, abuelos que recuperan una vieja pasión, adolescentes amantes del manga que descubren otro tipo de tebeos… Como dijo Paco Roca, una de las estrellas del Salón, «este Salón tiene el tamaño justo, y conserva un encanto que ya no se ve en otras ferias». Esta opinión la compartían la mayoría de autores invitados.
El «encanto» es una de las claves del éxito del Salón. Un encanto basado en una filosofía que entre los participantes es sagrada: que sea popular, público y participativo, que no sea tanto un negocio como una fiesta del tebeo en la que los colectivos de la ciudad aportan su trabajo con el único fin de montar una fiesta para todos los públicos. La fórmula funciona, y en esta edición incluso vinieron a tomar buena nota «observadores» de otra importante cita nacional, con mucha más repercusión mediática que la maña.
Este año el Salón salió adelante a pesar de las dificultades, vamos a trabajar ya para que el del año que viene sea un éxito. No solo para que se celebre, sino para que lo haga según los principios que lo han hecho grande.