‘El tebeo del ano’, de Timoneda: Premio Nacional del Cómic (en nuestros corazones)

Timoneda reúne en un volumen los grandes éxitos de su iniciativa #UnaTiraCadaDía, un ejercicio de autoexplotación en favor de la comedia

¿Cuándo ganará un tebeo de humor -no con humor, ojo, sino de genuina comedia- el Premio Nacional del Cómic? Ciertamente, si uno estuviera frente a la responsabilidad de encumbrar una obra, probablemente tiraría por los mismos derroteros que el jurado, con aciertos tan indiscutibles como la última obra premiada, El Cuerpo de Cristo, de Bea Lema. Sin embargo, persistiría la sensación de que, cuanto menos, hay que tener en consideración este género como posible opción para un galardón, porque en España tenemos grandes exponentes de la risa en viñetas, incluso con capacidad exportadora, como demuestra la próxima edición francesa de El show de Albert Monteys. Y en nuestro corazón, en este 2024, dos tebeos hechos aquí se llevan la palma en cuanto a risas: Imbécil, de Camille Vannier (francesa residente en Barcelona), y El tebeo del ano, de Cristian Timoneda

El tebeo del ano

“¿Te gustan las tiras cómicas? ¡Los tebeos chorra! ¡Los chistecitos! ¡Porque a mí sí! ¡Y he hecho un montón!”. Así se presenta Timoneda en la contra de El tebeo del ano, un libro que recopila los mejores ejemplares del primer año de su iniciativa #UnaTiraCadaDía. Se trata de un ejercicio de autoexplotación que, como dice su título, implica dibujar y publicar cada día en Internet (redes sociales y Fanternet, la plataforma de cómic digital de la editorial Fandogamia) una tira, casi siempre bajo el estricto patrón de cuatro viñetas en cuadrícula 2×2. 

De Timoneda ya conocíamos su humor sin reglas en fanzines y en obras como Dorita, pero aquí el ejercicio diario le confiere un músculo -como nos enseñó Mutenroshi, el entrenamiento constante es fundamental para mejorar- que lo lleva a nuevas cotas, con un total desprejuicio a la hora de hacer malabares con las bolas de la inteligencia, la tontuna, lo básico, lo referencial y el surrealismo. Así, hay chistes que recurren a fórmulas clásicas, casi de unidad mínima de humor, como los de náufragos en una isla desierta (“- ¿A qué piso va? – Al tercero.”) o incluso el inevitable “perro Mistetas”, mientras que otros exigen a los lectores un mínimo de cultura popular, pues llevan al absurdo personajes y películas como Los Pitufos, Dragon Ball, Men in Black, Titanic, Transformers, Jurassic Park o Shrek.

Como una olla

Hay juegos de palabras imposibles, divertimentos con las posibilidades del lenguaje del cómic (“Jo, ya me han vuelto a cortar la luz”) y fricciones entre el chiste malo y la genialidad que hacen saltar chispas. Timoneda parece imponerse como único requisito que la tira haga gracia, y vaya si lo consigue. Como él mismo explica en los comentarios a pie de gag, su publicación más exitosa en Internet es aquella en la que dos dinosaurios conversan; un parasaulophus le dice a un diplodocus “¡Hala! ¡Menudo cuello más largo tienes!”, a lo que este responde: “Pues porque no me has visto la pol…”. Y con algo tan sencillo, te partes de risa.

En lo gráfico, Timoneda opta por una economía en las líneas y detalles que quizás se puede explicar por la imposición de publicar una tira al día, pero en realidad este minimalismo encaja con ese humor básico que decíamos más arriba, pues sus monigotes (atención: el autor participa en otro de los proyectos destacados del año en cuanto a humor, en fanzine online Los Monigotes) son perfectos para ese ejercicio de comedia nuclear.

¿Ganará Timoneda el Premio Nacional del Cómic con este tebeo chorra? Probablemente, no. ¿Nos ha hecho llorar de la risa con sus tiras? En honor a la verdad, sí. Supongo que Timoneda preferiría los 20.000 euros del premio que ocupar un hueco para siempre en nuestros corazones, pero oye, es lo que le podemos ofrecer desde aquí, y menos da una piedra.

 

El tebeo del ano, de Timoneda

Fandogamia. Rústica, color. 128 págs., 13€