Lejos de ser una anécdota en su larga trayectoria, El viaje de Shuna, definido como “cuento ilustrado”,  arroja una nueva luz sobre el imaginario del genio de la animación japonesa

Hayao Miyazaki (Tokio, 1941) ha alcanzado, con sobrado merecimiento, el estatus de maestro de la animación y, casi diríamos, de patrimonio vivo de la cultura universal. Su influencia en el trabajo de otros creadores y en la imaginación de personas de todo el mundo es tan alargada que probablemente una IA, por potente que fuera, se atascaría glosando su vida, obra y milagros. Mucho más si, en un ataque de ludismo posmoderno, le preguntamos a la inteligencia artificial si Miyazaki está retirado o no… El director de Porco Rosso y El viaje de Chihiro estrenó en 2023 la que estaba llamada a ser su última película, El chico y la garza, recientemente galardonada con el Oscar a mejor película de animación. Subida a la ola del nuevo filme, Salamandra Graphic trajo hace unos meses a España la traducción de El viaje de Shuna, un libro que, inexplicablemente, seguía inédito en Occidente hasta el año pasado.

El viaje de Shuna se publicó por primera vez en Japón en 1983, dos años antes de la fundación del Studio Ghibli. La intención de Miyazaki era convertir esta historia en una película animada, pero la falta de financiación le hizo desistir y acabar por llevarla al papel como un emonogatari, lo que aquí entenderíamos como un cuento ilustrado. Ciertamente, no es un manga al uso, ya que, aunque hay algunos bocadillos, las ilustraciones se acompañan de textos de apoyo. Dicho esto, desde nuestra óptica actual, cuesta poco asimilar este libro a una novela gráfica.

Miyazaki parte de una leyenda tibetana sobre la cebada, el cultivo mayoritario en la región, para contar la historia del joven príncipe de un pequeño y pobre país, deseoso de encontrar un cereal dorado que acabe con el hambre de su pueblo. Shuna, que así se llama, parte hacia el oeste, en un ruta llena de peligros que le llevará hasta la tierra de los seres divinos. Por el camino descubrirá los horrores del mundo “civilizado”, donde los esclavos son moneda de cambio para el comercio, pero también tendrá ocasión de conocer la bondad y el orgullo de la gente humilde.

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El eslabón encontrado

La edición de Salamandra Graphic está traducida directamente del japonés por Marc Bernabé, pero incluye como epílogo un interesante texto de Alex Dudok de Wit, encargado de la traducción de la versión inglesa. Aquí se explica que El Castillo de Cagliostro (1979), el primer largometraje de Miyazaki, no alcanzó las cifras de taquilla esperadas, y fue eso lo que llevó al director a centrarse en desarrollar conceptos. De ahí surgieron a la vez Nausicaä y El viaje de Shuna, y por eso ambas obras comparten unos diseños tan similares, a veces indistinguibles, y también parte de los temas. Solo por esto, esta obra es un documento de extraordinario valor para entender la evolución del autor.

No obstante, El viaje de Shuna sería valioso por sí mismo sin necesidad de contexto. Las ilustraciones son magníficas, con preciosas acuarelas, y la historia se mueve en esa interesante ambigüedad que recorre el pensamiento de Miyazaki, en la que nadie es del todo malo ni bueno, y en el que el que alejarse de la naturaleza es siempre dar pasos hacia el precipicio. Miyazaki en todo su esplendor. 

El viaje de Shuna (cast) / El viatge de Shuna (cat), de Hayao Miyazaki

Salamandra Graphic. Cartoné, 160 pág., color

24 euros

Traducción de Marc Bernabé