Gallo Nero continúa explorando el universo de un autor tan enigmático como admirado, en esta ocasión con la antología ‘Flores rojas, una incursión a sus relatos de viajes
Yoshiharu Tsuge (Tokio, 1937) es un autor que entra en el terreno de la leyenda, y su nombre está indisolublemente ligado a una publicación que se mueve en la misma esfera, la revista Garo. En sus páginas publicó Nejishiki, una historia corta de tintes oníricos que, desde su aparición en 1968, se convirtió en emblema del manga alternativo. El mundo de los sueños es uno de los tres pilares que conforman la producción de Tsuge, junto con la literatura del yo (cuyo mejor ejemplo es El hombre sin talento) y los viajes. En este último ámbito temático se inscriben la mayoría de los 14 relatos de este Flores rojas, publicados entre 1966 y 1968, donde el autor vaga por el Japón más profundo en busca de historias que contar.
A propósito de este tomo, Albert Monteys ha escrito en sus redes sociales que “Yoshiharu Tsuge da tantas veces con la viñeta perfecta que sufro por si no las retengo todas (para copiarlas luego, para qué si no)”. Solo se puede estar de acuerdo con esta afirmación, porque Tsuge se muestra aquí como un maestro en dibujar el plano justo para evocar la tristeza de un día de lluvia, la desolación de un paraje o la amargura de un padre.
El autor elige lugares apartados, poco frecuentados y en decadencia, donde siempre opta por el alojamiento más cutre y trata de entablar conversación con espíritus tan marginales como él. Esto queda especialmente reflejado en el relato El incidente en el pueblo de Nishibeta, donde el trasunto de Tsuge se ve envuelto en la persecución de un paciente escapado de un psiquiátrico. ¿Quiénes son realmente los trastornados aquí, el supuesto loco o los lugareños entre los que cunde la histeria?
Evolución
Los relatos siguen un orden cronológico y a través de ellos es posible ver la evolución en el estilo y los intereses de Tsuge. Así, hay dos partes diferenciadas, la ya citada de los viajes en primera persona, que ocupa justo la segunda mitad el libro, y una más variada, en la que encontramos piezas como Primeras setas de otoño, retrato de la ilusión infantil; Velatorio, una humorada de ambientación histórica, o La familia del señor Lee, reflejo de la pobreza y la marginación más absolutas. Sobresale Salamandra, donde el autor recurre a un anfibio que habita las cloacas para realizar una metáfora, más que evidente, de su filosofía de vida. Así, en medio de la inmundicia y la oscuridad, la salamandra se congratula, porque en ese “agujero” que ha elegido como solitaria guarida obtiene la ansiada libertad: “Vivo como quiero”.
En 1987, Tsuge dejó de dibujar, sin ninguna razón concreta. Eterno habitante del desencanto, su peculiar mirada y su talento gráfico siguen hoy maravillando por su fuerza poética.
Flores rojas, de Yoshiharu Tsuge
Gallo Nero. Rústica, b/n, 256 págs., 22 euros.
*Artículo publicado originalmente en la revista Z