Asombra Javi de Castro (León, 1990). Con apenas 22 años ha dado a la imprenta tres entregas del interesante fanzine ‘Oiga mire‘, donde ha demostrado una rápida evolución como dibujante, y ha dado a la Red un par de muestras de lo que puede ser el cómic del futuro. No conforme, acaba de autoeditarse ‘Agustín‘, un tebeo en el que el protagonista, un señor de mediana edad hipocondríaco y paranoico, descubre un buen día que tiene superpoderes.
Si algo evidencian sus tebeos -y sus palabras- es que a este dibujante le encanta jugar con las posibilidades del medio tebeístico. De Castro estudió ilustración en Valladolid, y ahora está asentado en Barcelona, donde se forma en un curso de diseño gráfico. Desde allí responde a este cuestionario por correo electrónico.
Acabas de publicar ‘Agustín’, un cómic en el que ‘juegas’ con el género de superhéroes. ¿Qué has querido hacer con este tebeo?
Varias cosas, por un lado parodiar un poco el tono serio y realista que han ido adoptando el genero de superhéroes, especialmente en el cine; para mí es un sinsentido intentar hacer realista algo que nunca lo ha sido. Lo mismo le pasa a la ciencia ficción, salir del cine y oír a la gente decir lo poco o muy realista que ha sido la película me hace mucha gracia. Por otro lado, ha sido plantarme a mi mismo como sería tener superpoderes, pero de una manera muy sincera. Soy bastante cobarde pero dudo mucho que nadie ante una situación así se ponga a librar mil batallas; todos tenemos habilidades y ‘poderes’ para ayudar a los demás y no lo hacemos, la superfuerza no va a cambiar eso. Y esto me remite al primer punto, sin épica ni fantasía no tiene sentido el héroe.
Eres bastante joven, pero aquí demuestras gran solidez como narrador, algo que ya se apreciaba en tus cómics anteriores. ¿Es algo que cuidas especialmente?
Lo intento, es lo que más le dedico, lleno folios con estructuras de páginas pero apenas aboceto personajes ni cosas así. Quizás descuido a veces los guiones por eso, me importa más el cómo que el qué. La narrativa me interesa mucho, es la parte que más diferencia al tebeo de otros medios y merece ser explotada.
Hay algo que entronca ‘Agustín’ con tu anterior producción -el fanzine ‘Oiga mire‘ y colaboraciones varias-, y es esa especie de ‘costumbrismo fantástico’, con dosis de humor, en el que se mueven tus historias.
Me encanta lo de ‘costumbrismo fantástico’. Sí, supongo que es una constante, me gusta que en la ficción haya elementos surrealistas que todos asumen con naturalidad. En casi todas mis historias hay algún elemento o situación de este tipo, y no están ahí para dar un sentido a nada, si no como detonantes de la acción. Creo que siempre juego con el ‘que pasaría si…’ de una manera muy absurda y loca. Si hay dosis de humor quizás vengan dadas por las situaciones en si y en que nunca me tomo nada en serio.
Hasta ‘Agustín’ y ‘Postdata‘, ambos de 24 páginas, te habías centrado en historias cortas. Además, en el caso de ‘Agustín’, has tomado la decisión de sacarlo a color. ¿Cómo ha sido dar este salto?
Cada vez hay que ir a más. El caso de ‘Postdata’ lo dibuje durante las 24 horas de la BD, y había que hacer 24 páginas, no tengo otra excusa. En el caso de ‘Agustín’ era una historia que me llevaba tiempo rondando en la cabeza y quería que tuviese el formato de comic-book americano clásico de supehéroes, que constan de 24 páginas y son a color. También creo que la historia tiene las páginas justas, si hubiera dado para más o para menos lo habría hecho de otra forma.
De momento, toda tu producción se ha publicado en fanzines. ¿Eres fanzinero por actitud?
Por actitud, por casualidad, por necesidad, por puro fetichismo (risas). Cuando empece a dibujar historietas me di cuenta de que no tenía un sitio donde enseñarlas, estaba Internet pero quería ver las cosas en papel, esto sumado a un proyecto de fin de curso me hizo lanzar un primer ‘Oiga mire‘ y poco a poco me enganche. La verdad es que es una gran escuela, y no solo de cómic, también de edición, de promoción, de hacer números, etc.
Tu fanzine ‘marca’ es ‘Oiga mire’. Desde 2010 has sacado uno al año, y es en el último en el que se ve una clara apuesta por experimentar con la narración. Llaman la atención dos historias: ‘Desorientado’, en la que no hay dibujo, y ‘Cuando los tiempos cambian’, donde incluyes una ‘aterradora simetría’. ¿Te ha servido esta publicación como ‘campo de pruebas’?
Sin duda, y espero que me siga sirviendo, las historias cortas te permiten cosas impensables en otros formatos. Al igual lo que te permite Internet, que es otro mundo. Procuro siempre que no sea experimentación gratuita, normalmente está al servicio de la historia. Hace tiempo que empece a interesarme por la teoría e historia del cómic, y siempre saco algo interesante para probar, es divertido comprobar hasta donde llegan los limites del cómic, si es que los tiene. Ya que mencionas ‘Desorientado’, personas cercanas me han preguntado si eso es un cómic, no sé muy bien que responder porque yo también lo cuestiono, pero si no es un cómic no sé lo que es.
Por cierto… ¿Habrá ‘Oiga mire’ 4?
Me gustaría que hubiera un cuarto número, claro, ahora sería incapaz de dejar de hacer historia cortas, pero no sé cuando, el futuro es muy incierto. Sería bonito para el próximo año ¿No?
Tu curiosidad con los límites del medio te ha llevado a tratar de exprimir las posibilidades reales del cómic digital en ‘Open 24 hours‘ y en ‘Mientras tanto...’. ¿Qué sacas de esas experiencias?
Pues supongo que satisfacción personal, si tienes una idea que te parece buena es muy difícil dejarla sin llevarla a cabo. El mundo digital está muy inexplorado y es muy divertido probar qué se puede hacer. Supongo que en el futuro, con apps y cosas así (no entiendo nada de informática) habrá personas que lleven la experiencia del cómic a otro nivel. Yo intento ir dando esos primeros pasos, aportando lo que puedo al medio. Lo complicado es encontrar la forma de que tenga sentido dentro del soporte digital, si algo se puede trasladar al papel de la manera que fuese no lo haría. Por cierto, ahora mismo estoy trabajando en una nueva historia online que espero vea la luz más pronto que tarde.
Hay también en todas tus obras un gran cuidado del diseño, con portadas y títulos muy elaborados.
Sí, supongo que es una manía por lo estético y por lo bonito. No soy nada underground.
¿Qué referentes tienes en el campo de la historieta y fuera de ella? En ‘Agustín’ hay aires de Woody Allen…
Muchísimos, unos más evidentes y otros menos, te cito algunos: Andi Watson, Craig Thompsom, Christian Cailleaux, Luis Bustos, Christophe Blain, Jason… Fuera de la historieta sobretodo en el cine, soy un cinéfilo patológico, pero no sabría decir cuáles son o si tengo referentes directos. Se me ocurre el guionista Charlie Kaufman, del que soy muy fan y suele escribir ese ‘costumbrismo fantastico’ que comentas. Y en el caso de ‘Agustín’, Woody Allen era casi obligatorio, me encanta su cine y me identifico mucho, lo cual no me deja en muy buen lugar, ojala hubiese tenido la mitad de su ingenio para hacer el tebeo. Ahora que lo pienso, Woody Allen también juega en muchas películas con ese ‘costumbrismo fantastico’: ‘La rosa purpura del Cairo’, ‘Zelig’, ‘Midnight in Paris’…
¿Estás trabajando ya en algún proyecto de mayor extensión? ¿Qué te gustaría hacer en el futuro?
Proyectos largos tengo pero nada seguro por el momento. Me gustaría vivir de hacer cómics claro, por el momento me conformo con publicar con una editorial y convertirme en lo que llaman un profesional.