El dibujante y guionista Man -alter ego de Manolo Carot (Mollet del Vallès, 1976)- ha hecho algo bien difícil en el panorama español. Su serie ‘Saltando al vacío’ (SAV), editada en España por Glénat, ha llegado a su quinto y último número, y ha sabido concluir en alto, con un final abierto para sus tres jóvenes protagonistas, Edu, Luna y Raúl. Tras esta experiencia, al amparo de la gran editorial Dargaud, el autor confiesa que «ahora me costaría más volver a trabajar con un guión ajeno».
-Cinco números de SAV, más de 300 páginas, edición en España y el mercado francófono… ¿Es un milagro, tal y como está el mercado?
-Lo cierto es que el mercado del cómic nunca ha estado demasiado bien, y ahora las editoriales han reducido ventas. Para los autores españoles siempre ha sido casi imposible vivir del tebeo; yo me he mantenido gracias al cómic erótico que hacía para la revista Kiss. SAV no es un trabajo hecho para España, donde es muy difícil que una editorial asuma el riesgo y la inversión que supone de publicar u 5 números, sino para Dargaud Bélgica, que es bastante grande.
-Aquí la edita Glénat.
Aunque la serie me la encargó Dargaud, tengo muy buen trato con Glénat, y desde el principio del proyecto intenté que aquí lo editaran ellos. Lo curioso es que en España, por extraño que parezca, la publicación va con adelanto respecto a la francesa, que va por el número 3. Para mi es una alegría, porque el resultado es más inmediato, y después vuelvo a disfrutar cuando sale en Francia.
-SAV es una historia que transcurre en Barcelona, y la ciudad es una protagonista más. ¿Los editores franceses pusieron reparos?
-Es cierto que es bastante localista, pero para Dargaud no fue ningún problema, porque Barcelona está muy de moda en Europa -incluso demasiado-, y a mi me apetecía retratar la ciudad. Además era lo más cómodo, porque encuadrarla en Francia me hubiera obligado a viajar allí y tomar muchas fotografías y documentación. Además, SAV está enmarcada en Pueblo Nuevo y zonas en las que yo vivía entonces, así que me bastaba con asomarme a la ventana para saber cómo era el mobiliario urbano que tenía que dibujar.
– El tebeo está lleno de acción y emoción, algo que se aleja bastante de la corriente ‘gafapasta’ de la novela gráfica en boga…
–No sé si lo siguiente que haré será ‘gafapasta’… Me interesa contar historias con sentimiento y emoción, pero en general, me gusta envolverlas de acción y rapidez, que tengan un ritmo trepidante. Es el tipo de cosas que me gusta leer, no suelo leer tebeos demasiado profundos en la forma, prefiero los que, aunque cuentan cosas con miga, entran con entretenimiento.
-Los protagonistas son tres jóvenes amigos que practican ‘parkour’ (modalidad deportiva que consiste en cubrir distancias urbanas lo más rápido posible, incluidos saltos entre tejados, de ahí el nombre de la obra). ¿Pensabas en un público juvenil cuando la escribiste?
-Mi primera idea fue que ellos fueran jóvenes, por el ‘parkour’, y porque todos los problemas que quería reflejar se corresponden con los del momento en el que se da el paso a la edad adulta. En cuanto al público, es un tema difícil, porque los chicos no consumen nada que no sea manga, en ese sentido era un problema, aunque la editorial ha encauzado la promoción al sector juvenil. SAV es el tipo de cómic que leería yo, y a mi me encantan cosas como Naruto.
– Sin embargo aquí tratas temas bastante serios, e introduces elementos como las bandas violentas…
–Cuando hice esta serie, y en general con ninguno de mis trabajos, no me planteo que tenga un tono concreto. Por eso quizás su contenido parezca muy liviano en un primer vistazo, aunque toca aspectos más duros o adultos. Trato los temas que a mi me gustan.
– Fuiste finalista del International Manga Award… ¿Tú obra se podría encuadrar en el género manga del shonen?
-Soy muy malo para etiquetar las cosas, sobre todo para mis propia obra. Para mí sería una mezcla entre ‘Bateadores’ con ‘Naruto’ y con ‘La Espada del Inmortal’, pero mezclado en mi cabeza… Aunque lo que hago no es manga, porque es un término que solo se puede aplicar a lo que se hace en Japón. En España, dibujes como dibujes, lo que haces es tebeo.
-SAV es tu obra en solitario más ambiciosa. ¿Cómo es afrontar todo el trabajo creativo?
-Bien, aunque la verdad es que me crea cierta tensión; es cuestión de aprender a organizarse. Pero ha sido muy positivo, porque es muy agradable controlar todo lo que quiero contar, y ahora me costaría trabajar con un guionista.
– El ritmo de SAV es muy cinematográfico. ¿Te han tentado ya para hacer alguna película sobre el tebeo?
-De momento no… Más que del cine, tiene mucha inflluencia de las series de televisión. No por una en concreto, sino por el formato, que también empleaban los tebeos antiguos, de dejar el final abierto para hacer que el lector quiera más.
-¿En qué trabajas ahora?
-Estoy enfrascado en unos cuantos guiones, y espero presentárselos a Dargaurd durante el próximo salón del cómic. Intento siempre tener tres o cuatro historias preparadas para tener dónde elegir.