Un completo e intenso recorrido por la apasionante biografía de Muhammad Ali, el boxeador que sacudió conciencias y noqueó al mismísimo Tío Sam.
“Float like a butterfly, sting like a bee” (“Flota como una mariposa, pica como una abeja”) fue el lema que condujo a Muhammad Ali por los cuadriláteros… Y por la vida. La figura del legendario boxeador, probablemente el deportista más famoso y controvertido del siglo XX, ha ocupado miles de páginas, centenares de horas de metraje e incluso ha protagonizado uno de los ‘crossover’ -si tal término puede usarse en este caso- más conocidos de la historia del cómic junto a Superman. Ahora, de la mano de dos autores franceses, Sybille Titeux (guion) y Amazing Améziane (dibujo), nos llega ‘Muhammad Ali‘, una contundente biografía en viñetas de este hombre que marcó época.
Ali, autoproclamado “el más grande” boxeador de la historia, fue un personaje excesivo. Su fuerte carácter afloró siendo apenas un muchacho, cuando se alzó con la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Roma de 1960. De vuelta a casa, aún con la miel de la gloria en los labios, un encontronazo en un bar le hizo consciente de que ni el laurel le libraba del racismo, así que decidió tirar el inútil metal al río Ohio. Esta anécdota ilustra muy bien la eterna lucha interna que libró el campeón entre su ambición desmedida y su convicción inquebrantable. La primera le llevó a alzarse con el título de campeón de los pesos pesados en varias ocasiones -la más épica, en su duelo contra Foreman en el Zaire de Mubutu-; la segunda, a abrazar el credo de la Nación del Islam, a cambiar su nombre -hasta entonces, Cassius Clay-, a alternar con Malcom X y a enfrentarse a la justicia de Estados Unidos negándose a luchar en Vietnam, proclamando una de sus más recordadas citas: “Yo no tengo ningún problema con el Vietcong. Ningún Vietcong me ha tratado jamás como a un negro”.
Más allá del ring
Titeux y Améziane parten con la ventaja de manejar oro puro, pero también con el inmenso riesgo de decepcionar al conocedor de la vida de Ali, o aburrir al aficionado al cómic al que estas cosas de tipos pegándose sobre un ring le interesan más bien poco. Para quien esto escribe, situado en este último grupo, este álbum ha resultado una grata sorpresa. Los autores no solo saben administrar la información con tino, sino que le dan un pulso rítmico gracias a una prosa de alto componente literario -con una voz que interpela directamente al protagonista- y a un dibujo que saca todo el partido a la iconicidad que el propio Ali supo labrarse (sí, también fue un genio de la mercadotecnia). A esto hay que añadir un destacado trabajo de contextualización histórica, con el movimiento por los derechos civiles como gran telón de fondo. Un tebeo grande para un grande.
*Artículo publicado originalmente en la revista Z nº67