Akimi Yoshida (Banana Fish) escribe y dibuja este bonito manga sobre los vínculos familiares y afectivos, una maravillosa historia adaptada al cine por Hirozaku Koreeda
Como un huevo a una castaña. Banana Fish es un manga sobre bandas criminales en Nueva York, repleto de acción, drogas y escenas truculentas; puro retrato del Estados Unidos de Ronald Reagan. Nuestra hermana pequeña es un dechado de sensibilidad, un bonito relato costumbrista sobre cuatro hermanas que conforman una familia atípica, ambientado en la región costera de Kamakura, en el Japón de los años 2000. Nadie podría decir -sin consultarlo en Google- que dos historias tan diferentes, con tan alejadas sensibilidades, son obra de la misma autora, Akimi Yoshida (Tokio, 1956); una mangaka que quizás no goza en España del reconocimiento de otras reinas del shôjo, pero que sin duda es uno de los nombres más destacados e influyentes de la industria japonesa.
El título original de la obra, Umimachi Diary (Diario de una ciudad costera) deja paso en la edición española a un nombre de grato recuerdo para los cinéfilos. Bajo Nuestra hermana pequeña es como se estrenó en las salas occidentales, en 2015, la película de Hirokazu Koreeda que adapta este manga. Un filme que, en la estela de las obsesiones del prestigioso director, explora la idea de la familia no como una imposición biológica, sino como una suma de vínculos y afectos que van más allá de la sangre. Como tantas veces pasa con las adaptaciones, la película se estrenó antes del final del manga, cuya publicación se prolongó de 2006 a 2018, pero capta muy bien la esencia de la historia.
A la orilla del mar
Todo empieza cuando las hermanas Sachi, Yoshino y Chika se enteran de que su padre ha muerto. Como hacía mucho que se había separado de su madre y no tenían ningún contacto con él, las jóvenes no sienten especial tristeza por una noticia que, sin embargo, va a tener una sorprendente derivada para sus vidas. Al llegar al funeral van a conocer a su medio hermana adolescente, Suzu, la hija que su padre tuvo con su segunda mujer, también fallecida. Así las cosas, ante la perspectiva de dejar a la chica al cargo de la tercera esposa de su padre, que tiene sus propios problemas, las hermanas ofrecen a la pequeña que se vaya a vivir con ellas a Kamakura. Para su sorpresa, Suzu ni se lo piensa.
De esta manera, las cuatro hermanas conforman una familia peculiar, donde su fuerte personalidad las hace chocar, pero también estar unidas como una piña ante las adversidades. Para Suzu, además, es un tiempo de cambios, descubrimientos que afronta con una madurez pasmosa, aunque -y a veces sus hermanas se olvidan- todavía es una niña. Yoshida es una maestra a la hora de narrar las cuitas de las protagonistas y de los muchos secundarios que las acompañan, pero también en transmitir el paso de las estaciones y el aroma a salitre.
Nuestra hermana pequeña es una historia emotiva, que no cursi, que habla de momentos difíciles, pero también de que vale la pena mantener la esperanza y la alegría del día a día. Algo que es mucho más fácil cuando existe un ligamen basado en el reconocimiento mutuo y el cariño, una fuerza superior que no entiende de parentescos, sino de la voluntad de estar juntas, de sentirse parte de un todo. Más que un manga, es un abrazo.
Nuestra hermana pequeña: diario de una ciudad costera
Akimi Yoshida
Panini Manga. Rústica, b/n. 384 págs., 16,95 €
Traducción de Beatriz Velázquez
Artículo publicado originalmente en la revista Z