El añorado cineasta Satoshi Kon fue también un sobresaliente autor de manga, como demuestra la que fue su primera obra serializada, Regreso al mar, una evocadora fábula medioambiental
“En realidad no soy más que una persona con una alarmante falta de perseverancia, incapaz de permanecer quieto en el mismo sitio durante mucho tiempo”. Así se definía Satoshi Kon (1963-2010) en el epílogo de Regreso al mar, en su edición japonesa de 1999. Este título había aparecido nueve años antes, y había supuesto la primera serie larga de un autor que muy pronto se convertiría en un cineasta de culto. En 1997, Kon estrenaba su primer largometraje de animación, Perfect Blue, al que seguirían títulos tan relevantes como Millenium Actress o Paprika. Su brillante trayectoria en el cine, truncada por su prematura muerte, acabaría por opacar su faceta como dibujante, hasta el punto que él mismo se decía ya por entonces, con ironía, que “debí de ser mangaka en una vida anterior”.
Poca producción, pero de qué nivel. Y eso que Regreso al mar es la obra de un novato, y no se adentra en los intrincados terrenos conceptuales y narrativos que recorrería posteriormente (ni falta le hace). Esta es la historia, casi una fábula, de un pequeño pueblo de pescadores que se enfrenta al dilema entre languidecer mientras los jóvenes emigran a la ciudad o abrazar el supuesto progreso que conlleva el desarrollo inmobiliario y turístico.
Carga social
En medio de este conflicto está Yosuke, un adolescente a punto de entrar en la universidad, cuya familia, a cargo del templo local, ha custodiado durante generaciones una reliquia conocida como el huevo de la sirena. Este misteriosa esfera representa un contrato con la naturaleza: los humanos deben cuidar de él, y la sirena se ocupará de alejar las tormentas y tsunamis para que el pueblo goce de buena pesca. Cuando la avaricia y las grúas rompen este equilibrio milenario, todo salta por los aires.
Con la fantasía como gancho, Kon ofrece una poderosa reflexión sobre cuestiones que tres décadas después siguen vigentes, como el problema medioambiental, el turismo desaforado o la despoblación. Aunque el autor se muestra muy crítico consigo mismo (y también con las exigencias de la industria), lo cierto es que tanto en el fondo como en la forma este es un trabajo notable, con un dibujo lleno de expresividad y de gran capacidad evocadora.
Regreso al mar supone el reverdecimiento de la Biblioteca Satoshi Kon de Planeta Cómic. A esta nueva edición le ha seguido la de Opus y en breve lo harán Seraphim y las Historias cortas. Quedará pendiente de recuperar en España un tomo que ya entra dentro de la leyenda, World Horror Apartment (¡Qué horror de apartamento!), su colaboración con Katsuhiro Otomo, hoy en día casi imposible de encontrar.
Regreso al mar, de Satoshi Kon (tomo único)
Traducción de Marc Bernabé
Planeta Cómic. Cartoné, b/n, 224 págs., 14,95 euros.
Artículo publicado originalmente en la revista Z