Sorpresa. Grande. ‘Rey Oso‘ (Yermo Ediciones) aúna en sus poco más de 100 páginas tanta calidad artística y fuerza argumental que abruma, más sabiendo que es la obra de debut de su autora, Mobidic. Tras este seudónimo está la franco-mejicana Dominique Marques, una dibujante bregada en el mundo de la animación que, sin quebrantar los parámetros de la ‘bande dessineé’ comercial, golpea fuertecon una historia de magia, amor y venganza.
La magia está en las fuerzas de la naturaleza en las que cree la tribu de la protagonista. Xipil, joven (aunque ya casada) y bella, es ofrecida en sacrificio a la temible diosa Caimán. La muchacha espera con resignación su muerte, pero es rescatada por otro dios, el Rey Oso. Este le pone una única condición: que se convierta en su esposa. Primero por necesidad, y luego por un sincero cariño, convertido pronto en deseo, Xipil acaba aceptando este matrimonio. Surge el segundo elemento, el amor, uno inesperado y pasional, una unión que va contra las leyes de los hombres y las deidades. Lo van a pagar caro. Pero Xipil no se va a quedar de brazos cruzados: también se va a cobrar su sangrienta venganza, tercer ingrediente del potente bebedizo que sirve Mobidic.
En apenas unas páginas, Mobidic conduce al lector por un auténtico tobogán narrativo: lo que arranca en apariencia como una fábula simpática adquiere en pocas viñetas tintes de drama mitológico, donde dioses y hombres pelean encarnizadamente tanto entre ellos como entre sí. Al igual que ocurre en los clásicos, aquí son las grandes pasiones las que echan a perder el mundo o, más bien, las que lo conforman como es, duro y cruel. Por encima de todo y todos sobresale una humana, Xipil, que realiza su propio viaje interior: de esposa sumisa a feroz guerrillera, de juguete de dioses a amazona autoproclamada.
‘Rey Oso’ ofrece, como se ve, un discurso potente a la vez que osado. Mobidic huye de las soluciones fáciles y construye un cuento para adultos que esquiva la moraleja evidente. Nada de lecciones moralizantes, la vida no es tan sencilla ni es en blanco y negro. En realidad, este cuento de inspiración en el Nuevo Mundo entronca perfectamente con el alma sádica de los relatos del Viejo Mundo, antes de que Disney los pasara por su filtro bienpensante. Si convence lo que cuenta, ‘Rey Oso’ también enamora por cómo lo hace: un dibujo espectacular, magnífico, con un color de tonos apagados que remarca la oscuridad de la historia.
En cuanto a la labor editorial, Yermo ofrece una edición impecable, respetando el tamaño original, tal y como exigen los aficionados al francobelga. No estaría de más que, aunque quizás no viene en la edición de Delcourt, que añadiera alguna pequeña nota biográfica sobre la autora (a la que desde ya hay que seguir) y, sobre todo, fuera más prolífica en los créditos (ni siquiera aparece el nombre del traductor/a).
‘Rey Oso’ quizás se puede traspapelar entre la abundante oferta de álbum europeo que inunda las librerías. Háganse un favor y denle una oportunidad.