Sale mal, pero ¿y las risas? Camille Vannier recopila en Sexo de mierda algunas de las anécdotas más bochornosas que le han pasado a ella o a sus conocidos en plena caídita de Roma 

Lo pasas gozosamente mal, pero resulta imposible apartar la vista. En Sexo de mierda, Camille Vannier (París, 1984), autora francesa afincada en España, ofrece a nuestros ojos una colección de bochornosas anécdotas sexuales que hacen saltar cualquier medidor de vergüenza ajena, con el aliciente de saber que todas son 100% reales. Sin embargo, a pesar del sonrojo, de que quizás te tapes la cara ante lo que acabas de contemplar, lo que consigue no es solo que sigas pasando páginas para ver si la escena que viene a continuación es aún más tremenda que la anterior, sino que te partas la caja con viñetas para enmarcar: “Me acosté con él a pesar de que era poeta. ¿De verdad hace falta dar más explicaciones?”.

Sexo de mierda reúne viñetas publicadas originalmente en El Jueves, y añade nuevas páginas que funcionan a modo de transición entre temas y dan unidad al conjunto. La propia autora se dibuja para guiarnos por un particular descenso a los infiernos del sofoco y el sonrojo, con paradas en círculos a cual más lamentable: frases horribles que nadie debería decir después de follar (“¿Viste Jurassic Park 1 en el cine? Joder, qué vieja eres… ¡Podrías acostarte con mi padre!”), citas que salen mal (“¡Hazme un hijo!”), los lugares más sobrevalorados para follar (“Estás rezando para acabar ya y hacerlo en una cama”), coitus interruptus de la peor manera posible (“Su hermana pequeña y su madre entraron con la intención de despertarnos con pistolas de agua”)… En fin, un catálogo de lo más explícito y pedagógico.

Sexo en tiempos de Tinder

En línea con otras obras generacionales como El futuro es brillante (Astiberri, 2019) de Elisa Riera, Vannier ofrece una panorámica sobre las relaciones amorosas en los tiempos del Tinder y otras aplicaciones de citas. Tampoco descuida el frente analógico y siguen apareciendo clásicos de los rituales de apareamiento humano, como ligar en el bar o ir a cenar a un supuesto restaurante romántico.

La autora de Poulou y el resto de mi familia (Sapristi, 2018) ratifica en este cómic su pericia con el humor, tanto con el uso de un lenguaje pegado a la calle como con un estilo de dibujo desenfadado, fresco y rebosante de expresividad. Las anécdotas, además de por lo que cuentan, tienen gracia por cómo se cuentan, y aquí da en el clavo.

Cuando parece que ya está todo el pescado vendido, Vannier se saca de la manga unas viñetas extra en las que, después de reírse de sí misma sin pudor durante cerca de un centenar de páginas, atiza a todos aquellos que han intentado ligar con ella recurriendo a lugares comunes relacionados con Francia. Si alguna vez has citado Amélie con intenciones de alcanzar una posición de horizontalidad hispanofrancesa, arrepiéntete y haz penitencia.

 

Sexo de mierda, de Camille Vannier

¡Caramba!. Rústica, color,  112 págs., 12 euros.